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Aún cuando faltan dos años y siete meses para que Marco Mena Rodríguez deje la silla que le heredó Mariano González Zarur, ya inició la carrera por la sucesión en 2021 con varios aspirantes al gobierno estatal pero en una clara lucha de dos grupos que se vislumbran como los que habrán de disputarse con todo la primera magistratura del estado y con ello la opción de la continuidad o de seguir la línea del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El partido en el poder sufrió una apabullante derrota que lo dejó en la lona y al sótano de las preferencias electorales el pasado 1 de julio, a pesar de los cuantiosos recursos inyectados por el gobierno de Enrique Peña Nieto en el ámbito federal y por la administración estatal, por lo que sus precandidatos difícilmente tendrán oportunidad de tener una oportunidad de suceder la continuidad que inició González Zarur en 2010.
La derrotada Anabel Alvarado Varela, el ineficaz Manuel Camacho Higareda e incluso el camaleónico Florentino Domínguez Ordóñez, podrían ser las cartas con las que el gobernador busque cuidarse las espaldas para que no tenga problema alguno a pesar de que ya lo tiene con un congreso local que dejó de ser mesa de trámite; mientras que el grupo de Mariano González, ya se agrupa en torno al exdiputado federal, Ricardo García Portilla.
Un caso especial es el de la alcaldesa capitalina, Anabell Ávalos Zempoalteca, quién aunque tiene la camiseta tricolor en sus venas, busca la nominación a la gubernatura, ni más ni menos que por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), en donde su mayor impulsor es el senador y exgobernador, José Antonio Álvarez Lima, el objetivo es en Tlaxcala concretar el llamado PRIMOR por parte del grupo comandado por los senadores tlaxcatecas.
El mismo grupo del PRIMOR le da alas a la senadora, Ana Lilia Rivera Rivera quién aunque presume ser una de las cinco mujeres más cercanas al presidente López Obrador, cayó de su gracia cuando lo dejó con el saludo en la mano por un tema agrario en el quea radical legisladora quiso jugar a las "fuercitas" con el entonces candidato a la presidencia de la República.
En esta misma agrupación que incluso se sabe es auspiciada por el gobernador para evitar la llegada de Lorena Cuéllar Cisneros, se encuentra el dirigente estatal de MORENA, Joel Molina Ramírez, quién también ha levantado la mano para convertirse en el Ejecutivo más longevo de la historia moderna de Tlaxcala.
Esta agrupación es una de las más posicionadas debido a que están dentro de MORENA pero con un claro apoyo del gobernador y algunos diputados locales, teniendo como plan "A" a Anabell Ávalos, sino funciona la candidata será Ana Lilia Rivera y en el último de los casos se consideraría al añoso Joel Molina, esto de acuerdo con personas muy cercanas a Álvarez Lima, quién es el jefe de este grupo.
Habrá que recordar que tanto Joel Molina como Anabell Ávalos y el mismo Víctor Báez, fueron empleados del senador que llegó como imposición del entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari.
La otra parte de MORENA la representa la delegada federal, Lorena Cuéllar, quién se ha vuelto "el payaso de las cachetadas" por ser la que más trayectoria y adeptos suma durante su carrera política, en pocas palabras es la candidata natural y a vencer por parte de quienes aspiran a suceder a Marco Mena.
Tanto el PRIMOR como el resto de los partidos buscan conformar un poderoso bloque para cerrarle la puerta a quien logró una histórica votación de casi el 65 por ciento del total de los sufragios emitidos el pasado 1 de julio en el tercer distrito federal que la tiene en la antesala del gobierno local.
Es tal el miedo a la llegada de la funcionaria federal que incluso se ve desde este momento que plumas pagadas por el gobierno del estado, tienen una instrucción clara que es golpear a la representante del presidente de la República en Tlaxcala.
Aunque la disputa está al interior de MORENA entre el grupo del PRIMOR y el que representa López Obrador, en el Partido Acción Nacional (PAN) la senadora que llegó de panzazo con una pírrica votación, Minerva Hernández Ramos y la diputada federal plurinominal, Adriana Dávila Fernández ya disputan desde este momento la candidatura al gobierno del estado, ambas sin posibilidades, ante el candidato o candidata que surja con la siglas del partido de AMLO.
El otro panista que ya levantó la mano es Juan Carlos Sánchez García a quien le gusta que le digan Saga por aquello de que le da más caché que ser llamado Juan Sánchez, siendo su mayor logro haber sido diputado local y desaparecer los muebles del Congreso local y un trabajo legislativo muy pobre en el que fue sumiso a su amigo Mariano González Aguirre.
A Sánchez García lo inflaron los medios de comunicación y una buena campaña en redes sociales, de ahí que de verdad crea que sin trabajo como diputado local y con dinero de las obras que le dió Héctor Ortiz Ortiz en su sexenio pueda permear en el electorado tlaxcateca, amén de que engañó a sus seguidores de que no le quisieron dar la candidatura en el tercer distrito federal en las elecciones pasadas buscando así martirizarse, cuando en realidad él le pidió al entonces dirigente estatal del PAN que lo bajara para no quedar en ridículo.
Mientras tanto, el partido del Sol Azteca se ve sumido al fondo de las preferencias electorales y sin figuras de peso que no van más allá del perdedor Gelacio Montiel Fuentes y si se queda en este partido, el tristemente célebre diputado meón, Miguel Ángel Covarrubias, ambos sin posibilidad alguna.
Por su parte los partidos locales no tienen figura alguna y buscarán aliarse con alguna de las principales fuerzas políticas para seguir manteniendose a flote.