• CEDH
  • Diego Oaxaca
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A cinco años de los hechos, de los que tuvo conocimiento la hoy presidenta Jakqueline Ordoñez, nunca la apoyaron y ahora quieren obligarla a dar por terminada la queja; a cambio le prometen conseguirle horas en la Sepe-Uset

Por contradictorio que parezca, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), cuyo propósito es la protección, observancia, promoción y estudio de los derechos humanos, habría optado por revictimizar los derechos humanos de una exdocente del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos en el Estado (Cecyte), quien en febrero de 2017 fue despedida de esta institución por el simple hecho de estar embarazada.

Se trata del caso de Elodia N. quien a pesar de haber ganado a través de examen ocho horas-semana-mes, cuando las entonces autoridades de este subsistema educativo encabezado por el sobrino del exgobernador Mariano González Zarur, José Luis González Cuéllar, se percataron de que estaba embarazada, simplemente fue despida.

El argumento de las autoridades fue que, ante el avanzado periodo de embarazo de la docente, iban a tener que otorgarle su incapacidad, pero al mismo tiempo, asignar a otro docente.

A pesar de haber aportado todas las pruebas para que la CEDH diera seguimiento al caso, el entonces ombudsperson, Víctor Manuel Cid del Prado Pineda, nada hizo por proteger a la afectada, por el contrario, la obligó a aceptar dos mil pesos a cambio de que desistiera de la queja y a partir de esa fecha, la víctima solo encontró negativas por parte de este organismo para dar seguimiento a su caso y tuvo que hacer frente a su embarazo sin trabajo y presionada hasta por el organismo autónoma para aceptar las migajas que le ofrecían en el Cecyte.

Incluso la quejosa, quien se acercó a este medio para exponer su caso, informó que en su momento buscó el apoyo de la entonces directora de Programas y Atención a la Sociedad Civil de la CEDH y actual ombudsperson, Jakqueline Ordoñez Brasdefer, bajo la esperanza de que al ser mujer, mostrara un poco de sororidad con ella, pero tampoco la obtuvo, pues la única respuesta fue que su caso estaba perdido, esto, a pesar de demostrarle que tenía todas las pruebas de que fue despedida injustificadamente.
Esta misma negativa fue la encontró en la Junta de Conciliación y Arbitraje, donde a pesar de haber presentado su denuncia por despido injustificado, también solo le dieron largas, pues cada vez que había una audiencia de conciliación, los representantes legales del Cecyte siempre solicitaban prórroga para su audiencia y al menos, así lo hicieron durante todo el año de 2017, por lo que decidió dejar el caso en el olvido.

Sin embargo, a cinco años de los hechos, recientemente el primer visitador de la CEDH la contactó para solicitarle su presencia en las instalaciones del órgano autónomo para informarle que debido a que su queja ya tenía al menos tres años inactiva, tenían que desestimarla, sobre todo, porque los funcionarios señalados ya ni siquiera estaban en funciones.

Y aunque informó que también había promovido su denuncia laboral ante la Junta Local de Conciliación, la cual corroboraron que sigue activa, el primer visitador comenzó a hostigarla para pedirle que firmara la dimisión de su queja, al grado de que al enterarse que trabaja como docente en el nivel básico, de plano le propuso que si aceptaba firmar el desistimiento en estos momentos, él se comprometía a que en seis meses movería sus influencias en la Sepe-Uset, para que le acercaran su centro de trabajo, incluso para que le dieran más horas, pues él tenía la facilidad para conseguirlo.

Sin embargo, consciente de que lo ofrecido por el primer visitador es improcedente, optó por informarle que no firmaría el desistimiento de su queja, pues le argumentó que lo menos que debería hacer la CEDH, es llegar hasta las últimas consecuencias en cada una de las quejas y no solo buscar la forma fácil de desecharlas para presumir que están abatiendo los casos.

La postura de la víctima solo provocó que Salomón Amador encolerizara y le exigiera firmar el documento, pues reiteró que él ya se había comprometido a conseguirle más horas en la Sepe-Uset y ahora continuamente le habla por teléfono para exigirle su firma, motivo por el cual decidió buscar el apoyo de este medio para exigir a la presidenta de la CEDH, investigar este caso, sobre todo tratándose de una institución que se supone debe proteger los derechos humanos de los tlaxcaltecas y no pisotearlos.