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  • Cristian Mastranzo Garrido
Calles intransitables, vehículos flotando y ciudadanos atrapados pintaron un escenario de desastre que, por minutos, paralizó a todo el estado.


La tarde del sábado 31 de mayo, Tlaxcala vivió momentos de tensión tras una intensa tromba que azotó con furia varias zonas del estado, dejando a su paso inundaciones, caos vehicular, viviendas destruidas y familias desesperadas.

Calpulalpan fue uno de los epicentros del desastre. Una vivienda en la Primera Cerrada de López Mateos fue prácticamente devastada: el agua entró con fuerza desde la carretera y salió por la calle Espejel, arrasando con todo a su paso. Muebles, pertenencias y la tranquilidad de una familia quedaron bajo el agua.

La situación se tornó tan crítica que el Ejército Mexicano tuvo que activar de emergencia el Plan DN-III-E. La carretera México-Veracruz, a la altura de la unidad deportiva, se convirtió en una trampa mortal para automovilistas que quedaron atrapados durante más de 45 minutos. En la zona más crítica, el agua alcanzó ¡hasta metro y medio de altura!

Protección Civil, bomberos, la Guardia Nacional y personal militar se desplegaron rápidamente para atender a los afectados, mientras la población vivía momentos de angustia y desesperación.

En Tlaxcala capital, el panorama no fue mejor. Las principales calles del centro se convirtieron en verdaderos ríos. Lardizábal, Guillermo Valle, Porfirio Díaz, Primero de Mayo, Diego Muñoz Camargo y Heroico Colegio Militar —junto al Parque de la Juventud— colapsaron bajo la intensa lluvia.

Calles intransitables, vehículos flotando y ciudadanos atrapados pintaron un escenario de desastre que, por minutos, paralizó a todo el estado.

Las autoridades ya trabajan en la evaluación de daños, pero la emergencia continúa latente ante la posibilidad de nuevas lluvias en próximas horas.

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