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La dirigente del Sindicato 7 de Mayo, Karina Erazo Rodríguez, quedó exhibida como una líder omisa e indiferente, pues a pesar de presumir públicamente que “defiende los derechos de los trabajadores”, en la práctica los deja solos a su suerte cuando enfrentan problemas reales.
El caso más reciente es el de un trabajador sindicalizado de un ayuntamiento que, con una incapacidad permanente, ha sido víctima de abusos y negligencia: le descontaron 50% de su salario, no tiene acceso a gastos médicos, ni goza de las prestaciones que por derecho le corresponden.
Lejos de intervenir para exigir justicia, Erazo Rodríguez y su comité han guardado un silencio cómplice, dejando en claro que no interceden ni dan acompañamiento a quienes deberían representar. Los denunciantes señalan que la secretaria general miente cuando asegura que apoya a sus agremiados, pues en este caso y en muchos otros, ha demostrado que los trabajadores están desprotegidos bajo su gestión.
La inconformidad crece entre los agremiados que cuestionan el papel de Erazo y de todo su equipo, quienes –afirman– prefieren cuidar sus intereses personales y políticos antes que cumplir con la obligación de defender a los sindicalizados.
“Es un engaño lo que dice la secretaria general, porque en los hechos abandona a los trabajadores. El compañero enfermo y con incapacidad permanente es la prueba de que el 7 de Mayo no sirve de nada con una dirigencia que sólo cobra cuotas pero no resuelve nada”, reclamaron agremiados inconformes.
El caso vuelve a poner en entredicho la credibilidad del Sindicato 7 de Mayo, que bajo el mando de Karina Erazo Rodríguez parece haber perdido su razón de ser que es la de proteger a los trabajadores.