- Tlaxcala
La base trabajadora del Sindicato “7 de Mayo” volvió a quedar relegada, mientras el poder y las influencias políticas continúan imponiéndose. Pese al evidente rechazo de la mayoría de los agremiados hacia Karina Erazo Rodríguez, el Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCyA) decidió dejar firme su toma de nota como secretaria general, validando así lo que muchos califican como un golpe a la voluntad sindical.
Con esta resolución, emitida el pasado 10 de noviembre, por el Poder Judicial de la Federación, se determinó que la sentencia de amparo dentro del expediente 998/2023 fue “plenamente cumplida”, cerrando el paso a los recursos presentados por el grupo encabezado por Enrique Escobar Cortés.
En los hechos, la decisión representa un nuevo blindaje jurídico para la cuestionada dirigencia de Erazo Rodríguez, señalada desde hace años por imponer su poder mediante corruptelas, favoritismos y complicidades institucionales.
Mientras el Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCyA) y el Poder Judicial justifican su actuar con tecnicismos, en la base sindical crece la indignación. Trabajadores denuncian que la líder ha mantenido secuestrado al sindicato, beneficiando solo a su círculo cercano, manipulando procesos internos y utilizando su red de “palancas” políticas para perpetuarse en el cargo, sin importar el desgaste y la división que su gestión ha provocado.
Lejos de atender el reclamo de democracia sindical, las autoridades parecen haber cerrado filas para mantener el control del gremio más importante del estado y otorgárselo a Karina Erazo quien ha vuelto a las andadas de intimidar y amenazar a los trabajadores que no cumplan con sus caprichos de la lideresa, además de que ha beneficiado a otros otorgándoles niveles, a través del compadrazgo y la compra de conciencias.
La resolución judicial se escuda en formalismos legales para ignorar el fondo del conflicto: la falta de legitimidad y representatividad real de quien hoy se ostenta como dirigente.
Con el respaldo del tribunal, Karina Erazo prolonga su permanencia en el poder, pese a que la base trabajadora la repudia abiertamente. El “7 de Mayo”, que alguna vez fue símbolo de lucha obrera, hoy enfrenta su peor crisis interna, producto de la imposición, el autoritarismo y la protección institucional que mantiene a una dirigencia desgastada, pero blindada.


