- Política
El reciente posicionamiento de Sergio González Hernández sobre la ruptura interna del Partido Verde en Tlaxcala generó más críticas hacia él que solidaridad hacia el partido.
Y es que para muchos actores políticos y ciudadanos, sus lamentos llegan tarde y desde la incongruencia: el ex secretario de Gobierno de la actual administración estatal se presenta como analista de crisis, pero sigue sin reconocer sus propios errores durante los cargos que ha ocupado.
González, quien ha transitado del panismo al llamado neomorenismo y después al PVEM, publicó un mensaje en redes en el que “lamenta profundamente” la situación del Verde, asegurando que la falta de acuerdos derrumbó lo que consideraba un proyecto con crecimiento real.
Sin embargo, para diversos observadores, resulta contradictorio que el exfuncionario señale la ausencia de consensos cuando él mismo fue cuestionado por su nula capacidad de operación y sus escasos resultados cuando estuvo al frente de responsabilidades públicas.
A ojos de muchos militantes y ciudadanos, su trayectoria reciente evidencia más interés por encontrar refugio político que por construir proyectos sólidos. Durante su paso por la administración estatal, no logró consolidar acciones de impacto y dejó más dudas que avances. Por eso, su mensaje de “pésame” al PVEM fue tomado como un intento de deslindarse antes de buscar un nuevo lugar donde acomodarse.
Quienes hoy observan su discurso coinciden en que su postura resulta poco creíble, sobre todo porque González Hernández carga con un historial de promesas incumplidas y decisiones poco efectivas, por lo que su repentina crítica hacia el Verde se interpreta como una actuación más de su ya conocida habilidad para brincar de partido en partido.
Mientras el PVEM enfrenta su propia fractura, el exsecretario quedó evidenciado porque su carrera política ha estado marcada más por la conveniencia y la búsqueda de cobijo que por resultados reales.


