- Política
- Apizaco y Chiautempan, otros dos alcaldes en la lona de aprobación ciudadana en octubre de 2025.
La política en Tlaxcala parece más un circo de mediocridades. El último ranking de aprobación de presidentes municipales publicado por Consulta Mitofsky de octubre de 2025 arroja una luz brutal sobre la decadencia del liderazgo local. Alfonso Sánchez García, el actual presidente municipal de Tlaxcala y flamante “delfín” designado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros para sucederla en 2027, no solo patina en su gestión.
Figura entre los peores alcaldes de México, con una aprobación raquítica que ronda el 34 %. Sí, lo lee bien: un ineficiente sin experiencia relevante, reprobado por su propio pueblo, es el elegido para heredar el timón de un estado sumido en el estancamiento. Pero en el universo de la gobernadora en Tlaxcala, espacio donde el nepotismo y la inercia política reinan supremos, esto no es anomalía, sino norma.
Sánchez García, un político de bajo perfil que asumió el cargo en 2024 sin un historial que inspire confianza, ha logrado lo que pocos: unir a los tlaxcaltecas, sobre todo de la capital, en un rechazo casi unánime a su administración. Calles sucias, baches como cráteres lunares, servicios públicos deficientes, inseguridad latente y un desarrollo económico que parece detenido en el tiempo son solo algunos de los pecados capitales que le achacan los ciudadanos.
Y ahora, Mitofsky lo confirma con datos duros, colocándolo en las profundidades del ranking nacional de 150 alcaldes evaluados de los municipios más importantes del país. En Tlaxcala, la lealtad partidista pesa más que la competencia, las complicidades más que el trabajo eficiente y el fracaso se premia con ascensos.
¿Nos preguntamos si la gobernadora Cuéllar Cisneros también acusará a Mitofsky, como hizo con Arias Consultores, de no tener “rigor metodológico”?
LAS MEDICIONES DE MITOFSKY: RADIOGRAFÍA IMPLACABLE DE LA INEFICIENCIA
Para entender la magnitud del desastre, hay que desmenuzar cómo opera Consulta Mitofsky, una de las firmas encuestadoras más respetadas en México, con décadas de trayectoria en evaluaciones políticas. Su metodología para el ranking de octubre de 2025 es rigurosa y transparente: se aplicó una encuesta directa en cada uno de los 150 municipios más relevantes del país, interrogando a más de 101 mil ciudadanos mayores de 18 años que cuentan con dispositivos móviles inteligentes y acceso a internet.
Esto asegura una muestra representativa, estratificada por género, edad y nivel socioeconómico, con un margen de error típico del ±3 % al 95 % de confianza —es decir, los resultados no son un capricho, sino un espejo fiel de la percepción ciudadana. La aprobación se calcula como el porcentaje de encuestados que califica la gestión del alcalde como “buena” o “excelente”, restando los juicios “malos” para obtener un neto real.
En este bimestre, el promedio nacional subió levemente a 51.9 %, un repunte modesto que habla de una recuperación tibia tras meses de erosión, pero que deja al descubierto las grietas en entidades como Tlaxcala.
En este contexto, Sánchez García no solo falla: brilla por su ausencia en los laureles. Con un 34 % de aprobación —por debajo de la media y en picada desde mediciones previas como el 39.5 % de mayo—, se ubica en el pelotón de los peores, compitiendo con desastres como Samantha Smith en Guanajuato (29.7 %) y otros munícipes morenistas del estado de Tlaxcala, como Apizaco (lugar 144) y Chiautempan (lugar 150, la peor de todos), que están en el sótano de aprobación porque parecen haber convertido la corrupción y la negligencia en arte.
En el ranking general, la posición del “delfín”, Sánchez García, está en el lugar 139, un abismo respecto al promedio nacional y un veredicto claro de reprobación tlaxcalteca. Los ciudadanos no mienten: encuestas locales y nacionales coinciden en que su gestión es un fiasco, con quejas recurrentes sobre baches interminables, serios problemas con el suministro de agua potable, basura tirada por todos lados, asaltos, extorsiones a comerciantes y casas habitación, y un presupuesto municipal que se evapora en obras fantasma.
Comparativamente, los mejores alcaldes de octubre pintan un México que podría ser: mujeres y hombres que, contra viento y marea, entregan resultados tangibles. Encabezando la lista está Ana Patricia Peralta de Benito Juárez (Cancún), con un impresionante 59.1 % de aprobación, gracias a inversiones en infraestructura turística y seguridad que han revitalizado la zona.
Le siguen Carmen Canturosas en Nuevo Laredo (alrededor del 57 %), Berenice Hernández en Tláhuac (CDMX, cerca del 56 %) y Patricia Lobeira en Veracruz (56.1 %), todas ellas destacando por políticas de género inclusivas y mejora en servicios básicos.
Cierra el top 5 Antonio Astiazarán en Hermosillo, con énfasis en sostenibilidad ambiental. Estas figuras no solo superan el 55 % de aprobación; representan un contraste brutal con Sánchez García, cuya gestión parece un relicto del siglo pasado. Mientras ellos construyen, él administra el caos.
EL DELFÍN INÚTIL Y LA GOBERNADORA QUE LO FORJA: UNA SUCESIÓN TÓXICA
Lo verdaderamente escandaloso no es solo el fracaso de Sánchez García, sino su designación como heredero político de Lorena Cuéllar Cisneros. La gobernadora, que asumió en 2021 con promesas de transformación, ha visto su aprobación derrumbarse: en octubre de 2025, la mayoría de las encuestas la coloca en el top nacional de los cinco peores gobernadores.
Nombrar a un “delfín” igual de reprobado, sin experiencia probada previa más allá de ser el secretario de Infraestructura estatal, dedicado a avalar y oficializar el cochinero de obras opacas asignadas a parientes y amigos de su jefa, es como pasar la antorcha en una carrera de relevos donde ambos corredores cojean. Cuéllar ve en Sánchez García un títere leal que no cuestionará su legado mediocre ni le revisará las cuentas.
Si desea consultar el estudio de Mitofsky completo, aquí lo tiene:


