• José Vicente Sáiz Tejero
De alcaldías y diputaciones…, y del posicionamiento de los grupos de poder en el estado

 

  • Las propuestas de muchos aspirantes a alcaldes ¡máscaras que ocultan propósitos depredadores!
  • Desprestigia a Tlaxcala el ínfimo nivel del debate en el Congreso… ¡Urgen diputados competentes!
  • Los comicios intermedios revelarán la verdadera fuerza de los liderazgos políticos en pugna  

  Estamos ya -¡por fin!- acercándonos a la culminación de las elecciones intermedias del presente sexenio. Tres días más de campaña, otros tres de reflexión, y el domingo siete… ¡a las urnas! Quedan los llamados cierres, eventos en los que tiran la casa por la ventana partidos y candidatos. Ahí nos harán una síntesis de todos los beneficios que vamos a recibir si tomamos la sabia decisión de darles nuestro voto. ¡La mágica solución a nuestros problemas con solo cruzar la boleta en el nombre del aspirante y el emblema de su partido!

Aridez de las propuestas

   Le reto, amigo lector, a que recuerde alguna propuesta que se le haya grabado por ser diferente a todas las que escuchó o leyó a lo largo de los últimos fatigantes treinta y cinco días. ¿Verdad que ninguna? ¿Verdad que todas hablan de cambio, de honestidad, de decencia, de justicia, etc., etc., etc.? Ya le advertía -a principios del pasado mes- que, llegada la hora de la cita ante las urnas, sólo íbamos a recordar la cara del candidato, la forma como se expresa, vagamente su biografía, los colores y el nombre de su partido y... pare usted de contar.

Pocos son los que hablan con verdad

   No culpo a los mentirosos; absurdo sería que en plena batalla por el voto nos dijeran que, en cuanto lleguen al poder, se lanzarán sin contemplaciones sobre el erario municipal para: 1) resarcir con amplitud los gastos que a su peculio personal supuso la campaña; 2) corresponder con largueza a quienes ayudaron con trabajo y recursos a su actividad proselitista y, 3) pagar con cargos y prebendas diversas a los afines de los líderes partidistas que facilitaron su postulación. Así es como se hace la política en Tlaxcala… y ni qué hacer.

El voto que se vende vs. el voto que razona

   No puede soslayarse el efecto innegablemente inductor que en un amplio sector del electorado tiene la entrega de gorras, camisetas, tortas, refrescos, y hasta las dádivas en efectivo que reparten los aspirantes pudientes. Sin embargo, hay otro segmento de la ciudadanía que aún se mantiene blindada contra cooptaciones y propagandas engañosas. Es el que, ya sea por la vía de la razón, o por la de la intuición, conserva su discernimiento, y se vale de otros indicadores para valorar e identificar a los candidatos…, y a los grupos que los impulsan.

La responsabilidad cívica de elegir

   En esa capacidad de elegir con libertad reposa la esperanza de que la democracia tlaxcalteca no acabe siendo presa de las prácticas extralegales que utilizan la mayoría de quienes aquí hacen política y, peor aún, de quienes vienen de estados circunvecinos para asesorar y coordinar campañas de candidatos locales improvisados. Así las cosas, la cuestión es saber cuál es el peso real de esa porción ciudadana que se conserva inmune a la coacción y a los trastupijes. De ella depende la salud de nuestro vacilante sistema democrático.

El valor de la trayectoria

   Ahora bien, en todo este mugrero siempre hay excepciones. El asunto es dar con ellas para apoyarlas. La única pista que le puedo dar al elector interesado es seguir la trayectoria del candidato. No hay más; las promesas no son mas que palabras al viento. Y ni siquiera vale escuchar las propuestas, en casi todos los casos son escritas por ladinos especialistas del marketing electoral, y puestas en labios del aspirante para que las repita como loro. Y sí, sí es cierto, para elegir bien hace falta perspicacia… y estar lo mejor informado posible.

Un enigma, la respuesta del electorado

   Me pregunto, amigo lector, si debemos confiar en que -en el amplio universo de tlaxcaltecas con derecho a votar- sean mayoría los capaces de distinguir a los candidatos que hablan por sí y que no manejan más recursos que los autorizados. Distinguirlos digo de aquellos otros que sólo recitan consignas aprendidas, y cuya imagen se promueve con dinero de origen difícil de explicar…, pero fácil de adivinar. En cualquier caso, de los ciudadanos dependerá que los nuevos alcaldes acaten la ley, y cumplan puntualmente lo que han venido ofreciendo.

La nueva Legislatura

   Dedicaré los párrafos que siguen al proceso de renovación del Congreso. Debido a que el colectivo social no sigue con el mismo interés la elección de diputados que la de alcaldes, es preciso concienciarlo de la importancia que en la política de la entidad tiene -y más que tendrá a futuro- el Poder Legislativo. Esa indiferencia es claramente atribuible al desempeño casi siempre intrascendente y hasta a veces indecoroso de los dichos representantes populares. Pero si bien en el pasado esa parecía ser regla, en la actualidad deberá ser excepción.

Atributos para ser buen diputado 

   ¿A qué aspira la sociedad? Pues a que al Congreso lleguen tlaxcaltecas con valores éticos, preparación y conocimientos de la política que, con su quehacer, prestigien al colegiado al que van a pertenecer, y muestren el camino de la decencia y la productividad parlamentaria a sus homólogos que carezcan de esas virtudes. Que sean diputados que hagan leyes justas y que fiscalicen cuentas públicas mirando sólo por el interés del pueblo, sin atender a colores partidistas. Y que, llegado el momento, no voten por consigna sino en conciencia.

Hacia gobiernos de coalición

   Urge elevar el nivel del debate político que, en Tlaxcala, ha sido de una pobreza extrema. Esa situación no puede ni debe continuar, máxime si se considera que México no va a tardar en adoptar un régimen político menos presidencialista y mucho más parlamentario. La reforma que viene va a incluir varios elementos en ese sentido y, de ser así, las atribuciones y responsabilidades de los congresos estatales se van a potenciar. La co-gobernación será, más pronto que tarde, una realidad que no puede dejarse en manos de incompetentes.

La lámpara de Diógenes 

    Sé bien que, si usted, amigo lector, me tuviera enfrente en el momento de leer estas líneas, de inmediato preguntaría: Sí, muy bien… ¿y dónde están esos ciudadanos capaces de dar al trabajo parlamentario la calidad de la que ha adolecido? Y yo le diría que los hay; cierto que no en abundancia, y que al mencionar algunos nombres corro el riesgo de errar y, seguro, de omitir el de aquellos a los que no conozco ni he tratado, y que pudieran tener tantos o más méritos para funcionar como diputados de excelencia que los que en seguida voy a citar.

Los que podrían ser…

  Para aventurar esa lista de probables buenos candidatos he prescindido de toda valoración moral; pondero sólo aptitudes, experiencia y/o preparación, ignorando filiaciones partidistas y hasta los distritos en que compiten, aunque algunos están inscritos en el mismo y, por tanto, se excluirán entre sí. Estos son los que acuden a la mente: Marco Antonio Mena, Noé Rodríguez, Arturo Rojas, Alfonso Zamora Grant, Serafín Ortiz, Santiago Sesín, Rufino Mendieta, Luz Ma. Vázquez, Blanca Águila, Rafael Molina, J. L. Ramírez Conde y Max Hernández.

Los actores del pulso político-electoral del 7 de julio

 La forma de hacer política en Tlaxcala ha venido mutando los últimos años de forma constante. Hace quince años no había más trincheras para ganar la guerra por el poder que la de los institutos políticos. Hoy las cosas son distintas; la lucha no es entre partidos sino entre liderazgos políticos trabados por el encono personal. Esta elección dará noticia, no sólo de dónde está el PAN, el PRI, el PRD, el PT o el PAC, sino de cuál es la fuerza real del marianismo, del adrianismo, del lorenismo, del orticismo…, u de otro ismo emergente que pueda aparecerse.

 

LA FRASE

   Es de Adriana Ávila, y la extraigo de una amplia colección de expresiones despectivas que le endilgó al que fuera su fiel amigo y colaborador Juan Antonio González Necoechea, con motivo de su deserción como panista y -todo hay que decirlo- de su oportunista tránsito al PRI en pleno proceso electoral.

 “…se lleva muchos beneficios personales al lograr establecerse muy bien económicamente…”

   Al parecer doña Adriana es aficionada a revelar cuestiones que por elemental prudencia política no suelen esclarecerse en el espacio público. Pero, en fin, qué le vamos a pedir a una senadora panista que está inmersa -junto con un grupo de veinticuatro legisladores calderonistas- en la disputa por el control de los dineros de su bancada. Y, por cierto, los 430 mil pesos que aparecieron -sin que nadie supiera cómo, cuándo ni porqué- en las cuentas personales de los legisladores de Acción Nacional, ya fueron devueltos por dieciséis de ellos. Y en esa relación no aparece el nombre de la señora Dávila.

P.D. Con motivo de las vacaciones de verano, Tiempos de Democracia reanudará su publicación el lunes 22 de julio.