• Citlali Ortiz Cano
La familia y la adiccion

Por varias vías, la familia determina si alguno de sus miembros padecerá alguna adicción, puede ser a través de la herencia genética o por el aprendizaje de patrones a través de su interacción.

Estudiando las adicciones, he podido observar que las emociones se transmiten o contagian a través de las relaciones socio-afectivas con personas cercanas o con lazos de convivencia estrechos, por lo que es importante poner atención, cuidado y énfasis en las relaciones familiares o interpersonales.

Las familias y en especial los cuidadores, padres o adultos, tienen que prepararse emocionalmente para poder conducir a los niños y jóvenes en formación, porque un adulto con deficiencias emocionales, transmitirá las mismas deficiencias a sus hijos, por lo que es necesaria una educación emocional.

Existen teorías acerca de la  diversidad de tipos de inteligencias y lo que las mismas significan en la vida de los seres humanos, sin embargo considero que la inteligencia emocional es primordial para que un ser humano sea exitoso, ya que, aunque posea varios tipos de inteligencias, incluso teniendo un alto cociente intelectual, si no  tiene una canalización óptima de sus emociones o no sabe reaccionar adecuadamente o interactuar en las diferentes circunstancias, a las que se enfrenta, no tendrá el éxito, que otra persona con menos talento si logra.

CARACTERISTICAS DE LA ENFERMEDAD ADICTIVA

Existen diversas características de la enfermedad adictiva, entre ellas la incapacidad que tiene el enfermo adicto para aprender de sus experiencias dolorosas a causa de su adicción. Se tiene conocimiento, que el cerebro proclive a la adicción, desde el nacimiento no posee lo que necesita para lograr aprendizajes significativos en cuanto a lo emocional.

 Por lo que desde pequeños podemos darnos cuenta del niño que aunque le sucedan accidentes desagradables y dolorosos, no aprende y vuelve a incurrir en los riesgos que lo llevan  a esas situaciones, escuchamos o decimos: “este niño es muy necio, no entiende”. El pequeño, que hace “berrinches de campeonato”, en realidad ya empieza a tener problemas de adaptación emocional y sin un trato adecuado, se convertirá en un adolescente y adulto errático, tendiente a contraer alguna adicción.

 Lo mismo sucede con el adulto que ya tiene la enfermedad, no aprende, así deje a su familia sin comer, acabe el coche o pierda el trabajo,  volverá a repetir la conducta adictiva porque su cerebro no está provisto de los elementos neuronales que se necesitan para lograr un aprendizaje significativo, del dolor emocional que conllevan situaciones tan graves.

Lo indicado para contrarrestar la enfermedad adictiva es una psicoterapia grupal, donde el adicto al interactuar con otros individuos con la misma enfermedad, pueda darse cuenta, de lo que no le permite dejar de repetir la historia de autodestrucción que significa una adicción, despeja su mente para estar consciente del daño que se causa y causa a otros.

 A través de terapia emocional, se va “reparando” y reinstalando la función emocional inhibida ya sea por haber nacido así o por haber crecido en un medio hostil o violento. A base de la práctica de nuevos hábitos de relación y de  repetir -recordando- su historia, es que el enfermo puede recuperar las habilidades emocionales, es un  trabajo arduo pero no imposible; es valorar todo con lo que nació o aprendió y reaprender conductas emocionales que no le dañen y que le permitan una total recuperación.

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