• Adriana Dávila Fernández
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Hace un año, el 38% de los electores que participaron en el proceso electoral federal optaron por la segunda alternancia del poder presidencial en este siglo. En medio de promesas de resultados en el corto plazo –en materia económica, de seguridad y gobernabilidad-, Enrique Peña Nieto rendía protesta ante el Congreso de la Unión como titular del Poder Ejecutivo de México.

Su primer evento político, como punto final de una campaña electoral e inicio del ejercicio de gobierno, fue firmar los compromisos socio-económicos y políticos del Pacto por México, acuerdo de voluntades por parte de las dirigencias del PAN, PRI y PRD, los Presidentes de las Mesas Directivas del Senado de la República y de la Cámara de Diputados, del Gobierno Federal y diversos actores políticos, para lograr las transformaciones que el país necesita y que le fueron negadas en los últimos 12 años.  Se trata de un instrumento político que contiene 95 acuerdos, que serán desahogados en los espacios legislativos correspondientes.  

Sin duda este primer año, en general, ha sido marcado por las reformas alcanzadas en los recintos parlamentarios; se lograron consensos importantes en distintas materias para consolidar la transformación del andamiaje jurídico, de alto impacto en la vida nacional.  Se dio un entendimiento responsable entre los Grupos Parlamentarios para impulsar las reformas.

A un año de distancia, es propicio realizar un balance general y empezaremos por el ámbito económico.  Acción Nacional entregó una economía sólida, con futuro para la inversión y generación de empleos; con buenos indicadores, reconocidos por especialistas a nivel nacional e internacional.

Sin embargo, 12 meses después, las familias mexicanas padecen un deterioro en su calidad de vida porque se detuvo el aparato productivo: los precios de los productos básicos se han incrementado de manera sostenida; muchos mexicanos no han tenido la posibilidad de encontrar un trabajo digno y bien remunerado porque, sencillamente, no se ha generado.  No se han dado los elementos para mejorar las condiciones de vida y forjar un patrimonio.

La reforma hacendaria y el paquete económico aprobados por algunos legisladores, no reactivarán el sector productivo. Los impuestos contemplados desalentarán la inversión y el crecimiento del sector formal, lo que inhibe la creación de empleos.  

Lo más preocupante es la propuesta para ampliar el “déficit” y endeudar a los mexicanos.  No es aceptable comprometer el futuro de generaciones completas por el manejo discrecional e irresponsable de la deuda.  Por cierto, en este primer año no se ejerció con oportunidad la totalidad del presupuesto público aprobado. Existen subejercicios importantes que tienen impacto en el sector productivo.

En materia de seguridad las cosas se han complicado. Los mexicanos no sólo tienen una percepción de inseguridad, sino que cientos de ellos la viven día a día. A la luz de los números, los casos de muertes violentas, secuestros y extorsiones son mayores y preocupantes.  No es suficiente disminuir el tema de la agenda pública cuando la realidad noticiosa es otra.  No hay, como tal, una nueva estrategia nacional para disminuir crimen y violencia.

En este año se han suscitado más de 17 mil homicidios dolosos, tendencia que ya iba a la baja desde 2011.  Se ha presentado un incremento de más del 30% en los secuestros y, más del 10% en las extorsiones.  Hoy se puede leer en los diarios de circulación nacional, la denuncia del Cardenal Norberto Rivera por la extorsión que sufrió la Iglesia en México.

El crimen organizado intimida y participa en diversos municipios; coopta a representantes populares y funcionarios de gobierno.  Baste analizar el aumento de los autodenominados grupos comunitarios de autodefensa, que ponen en tela de juicio la gobernabilidad interna.

Los ciudadanos mexicanos cada vez están más insatisfechos con sus mecanismos de participación social; la mayoría no se siente representada en los Congresos Legislativos y demandan reglas claras y equitativas en los procesos electorales.  Los ciudadanos quieren ser escuchados, esperan que el discurso presidencial pase de las palabras a los hechos, a los cambios en la estructura constitucional para que el poder sea de los ciudadanos. Sin simulaciones.

A un año de ejercicio público, Usted estimado lector/lectora, puede comparar cuáles fueron las promesas de campaña y cuáles son los hechos concretos, los resultados alcanzados en beneficio de su bolsillo, de su familia, de su colonia, de su municipio. Con toda responsabilidad, me parece que le quedan a deber a los electores.

El Presidente Peña manifestó, en términos deportivos, que si su ejercicio de gobierno fuera la carrera larga de la Maratón, en la que lleva los primeros 7 kilómetros de los 42 que tiene que recorrer, está preparado para seguir y cumplir con la meta.  Nada mencionó de la deshidratación económica, los calambres sociales y el agotamiento político en este primer tramo que, sin duda, tienen impacto en las condiciones de la carrera y carencia de objetivos comprometidos.

Recuentos

Al momento de redactar estas líneas se discute, en las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, de Gobernación, de Reforma del Estado y de Estudios Legislativos, Segunda, el proyecto de dictamen que contiene modificaciones constitucionales en materia político-electoral.