• Enrique Gasga Ventura
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El año nuevo, entre otras cosas, traerá a la entidad un nuevo escenario político, signo palpable de esto, fue el desplegado que se publicó al inicio de esta semana, donde quedó establecida, una primera restructuración de las fuerzas políticas para la entidad luego de las controvertidas elecciones celebradas en el mes de julio pasado, y cuyos resultados modificaron el mapa político de diputaciones, ayuntamientos y presidencias de comunidad, y por consiguiente, del escenario político en la entidad, hecho que irremediablemente impactará en el ejercicio del poder en el estado rumbo al próximo proceso electoral para elegir nuevo gobernador. Desafortunadamente, en medio de todos estos cambios que se están dando, existe un escenario que la presente administración del gobierno marianista no ha podido mejorar, pero que además, ha descuidado ostensiblemente en los tres años que lleva en el poder, y el cual sigue afectando a cientos de miles de tlaxcaltecas.

Tal escenario es el referente a los altos índices de pobreza en el estado, de desempleo, donde Tlaxcala está entre las entidades federativas que durante el tercer trimestre de 2013 observaron las tasas de desocupación más altas llegando al 6.1%, según información publicada el pasado mes de noviembre por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI); así como de malos servicios públicos y de salud, de una educación deficiente y de la carencia de una política social acorde a las necesidades de la población; de ahí que el nuevo escenario político que ya se ha empezado a dibujar en el estado, está obligado a no descuidar la búsqueda de influir en la solución de la problemática social.

Es por ello importante destacar el paso que ya se ha dado, tras la concreción de la alianza que en la LXI Legislatura del Congreso se ha logrado, en la que las fracciones del Partido Acción Nacional (PAN), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT), Partido Alianza Ciudadana (PAC), Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido Socialista (PS), firmaron, y la cual se caracteriza por su evidente naturaleza opositora a la fracción del partido en el poder, Partido Revolucionario Institucional (PRI), y sus dos aliados el Partido Verde Ecologista (PVE) y el Partido Nueva Alianza (PANAL); de esta manera , los 18 diputados que integran la naciente alianza, son suficientes, en primera instancia, para cercar a los tres partidos que coinciden con la política del gobernador, tal acción, de alguna manera, podría equilibrar al Poder Legislativo con el Ejecutivo.

Apenas, hace poco más de una semana, durante una reunión celebrada entre el gobernador y las nuevas autoridades electas, el titular del Ejecutivo invitó a todos los nuevos diputados, alcaldes y presidentes de comunidad a trabajar unidos, lo cual de inicio, no está mal, el asunto es que no les especificó para qué, si unidos en el proyecto del mismo gobierno con todo y las deficiencias existentes, o en otro distinto; aunque la segunda opción quedaría cancelada, ya que al Ejecutivo le faltó presentar un proyecto alternativo de solución a la problemática en el estado, que al menos sembrara la duda en las nuevas autoridades, principalmente las pertenecientes a los partidos de oposición a su gobierno. El fracaso de este llamado fue casi completo, pues apenas a unos días de este hecho, se conforma el bloque opositor en el Congreso del Estado, bloque que ahora tiene el enorme reto de mantenerse cohesionado, de lo contrario podría ocurrir lo que en la legislatura saliente, quienes durante el primer año habían formado un bloque opositor importante, pero después muchos de los diputados integrantes de este grupo, serían acusados de recibir dinero a cambio de apoyar, prácticamente a ojos cerrados, las iniciativas del gobernador. El caso es que ahora las circunstancias con miras a la próxima elección gubernamental, son distintas, ya que la mínima traición, no sólo pondría en problemas al bloque opositor, sino que podría influir en lo que se avecine; pero también el costo de las traiciones ahora sería más alto, pues el o los diputados que optaran por alguna traición, prácticamente se estarían jugando la mayor parte de su capital político; así como su posible permanencia en el poder.

Ante todo esto, lo que por ningún modo se debe soslayar es que en toda modificación del escenario político, debe ir implícita la modificación (para bien) del escenario social y económico; de otra manera, seguiría ocurriendo como durante la “dictadura perfecta” del PRI, en la que todo se cambiaba para que todo quedara igual.

Inicia el 2014 y la suerte está echada; por lo pronto existe una alianza opositora que se ha pronunciado en favor de los intereses ciudadanos, y que le pone el primer jaque al gobernador Mariano González Zarur, quien está obligado a dejar de lado la política ficción, y empezar a hacer lo que no ha hecho en los primeros tres años de su gobierno, verdadera política; así como implementar nuevas estrategias de gobierno encaminadas a abatir la problemática social y económica que cada vez hunde a más familias tlaxcaltecas en la incertidumbre, ¿le alcanzará el tiempo?