• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero…

La modernidad nos ha impuesto las encuestas, los estudios y diferentes formas de opinión, que se difunden sobre todo a través de las “redes sociales” que, por cierto, cada día ganan más terreno entre la sociedad. Y es que ya se han convertido en un instrumento necesario e insustituible en la vida cotidiana de millones de mexicanos. El hecho es que, a través de las encuestas -las que son fiables, por supuesto- es que estamos pudiendo conocer la triste realidad que se vive en nuestro país, pero…¡¡SOBRE TODO EN TLAXCALA!!

Algunos de esos sondeos, estimado lector, averiguan aspectos tan curiosos y elementales como el grado de” felicidad” o “infelicidad” de la gente, entendida esta como el estado de ánimo que priva entre los distintos sectores de la población. En lo personal creo -y así lo conforman las estadísticas- que en la inmensa mayoría de los casos encuestados influye el deterioro económico que padecen las familias mexicanas y, en particular, las tlaxcaltecas.

Se bien que hay quien piensa que el dinero no es la felicidad… pero ¡como ayuda a conseguirla! Un ejemplo: en una nota de fecha 11 de marzo del presente, en el periódico de mayor circulación en el estado se nos hizo saber que una empresa del ramo textil llamada “Zentrix”, ubicada en Ciudad Industrial Xicohténcatl, en el municipio de Tetla, había iniciado la liquidación de más de setecientas personas entre adultos mayores, mujeres, jóvenes, discapacitados, etc.  que ahí laboraban. El argumento que aduce la empresa es que “la falta de contratos para desplazar el producto que ahí se elaboraba” le había obligado a tomar la dura medida.  Situaciones dramáticas como ésta que le narro, amigo lector, se están multiplicando en Tlaxcala –ahí está el caso de Nestlé en la capital del estado-. Pensemos no sólo en todos los desafortunados que perdieron su empleo; hay también que considerar a quienes de manera indirecta también afecta la decisión de esa importante empresa. Yo me pregunto, junto con otros muchos que seguramente también lo harán: ¿quién es el responsable de crear las condiciones para que haya más empleos y para que los ya existen no se vayan a otros lugares? Ustedes y yo sabemos la respuesta: el ¡¡GOBIERNO!! Basta recordar las promesas de campaña. ¿O usted recuerda a algún candidato que haya prometido lo contrario, como por ejemplo elevar o crear nuevos impuestos, propiciar el desempleo, el desorden y la anarquía, ser corrupto mentiroso y ratero, o mostrarse indiferente ante el sufrimiento de sus gobernados? ¿Verdad que no?

Hoy en Tlaxcala sufrimos las consecuencias de tener un mal gobierno. Unos de una manera y otros de otra, pero finalmente el desencanto es latente entre la población. La crisis se agudiza entre nosotros porque mientras algunos tienen recursos naturales, industriales, turísticos, etc. suficientes para brindarle seguridad económica a su pueblo, nuestra entidad carece de ellos. La esperanza es que los actores políticos que ya empiezan a tomar posiciones para los cambios que se avecinan tengan un nivel mejor de competencia y dediquen sus esfuerzos de verdad a servir al pueblo, y no a servirse de él. Usted ¿qué opina?                                            


                                                    Frase para la reflexión
“EL MAYOR ADVERSARIO PARA UN MAL GOBIERNO ES UN PUEBLO UNIDO”

Nota:
 Es cada día más notoria la presencia de policías estatales en Apizaco, algunos a pie, otros en patrullas, y algunos más en motocicletas. Eso pudiera ser bien visto si llevaran a cabo una labor de vigilancia que brindara mayor confianza y protección a la ciudadanía ante la grave crisis de inseguridad que sufrimos. Bueno sería que pudiésemos contar con estas fuerzas del orden para nuestro beneficio. Lamentablemente no es así. Estamos cansados de ver como los uniformados que utilizan las motocicletas y portan el emblema de “vialidad”, se dedican a extorsionar descaradamente a los ciudadanos apizaquenses, indefensos ante la voracidad desmedida de estos sujetos que han creado terror y miedo entre la gente. Los que tripulan las patrullas estatales no se quedan atrás, pues es común observar -sobre todo en las entradas y salidas de la ciudad- cómo están a la caza de personas a las que les inventan alguna infracción. Apizaco ha sido siempre lugar propicio para que puedan hacer de las suyas estos malos elementos. Téngase en consideración que para ello deben contar necesariamente con la complacencia y complicidad, primero, del gobierno municipal que permite estos abusos en su jurisdicción a pesar de que dispone de su propio cuerpo policiaco y, segundo, de quien tiene que ver directamente con estos operativos, que es el gobierno del estado. ¿Tendrán algo que decir al respecto tanto el secretario de Seguridad Pública como el propio gobernador?
            
Como siempre, mi total agradecimiento y absoluto respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Gracias y hasta la próxima.