• Mario Alberto Macías Palma
La pluma por la espada

Para: Javier Arturo. Maestro y Presea Miguel N. Lira

De acuerdo con quienes están inmersos en la sucesión gubernamental de Tlaxcala en 2016, se conforma una constante en la prospectiva política que no son más que coincidencias que pueden fortalecer la concreción de una realidad tangible o todo lo contrario, puede que sea el principal obstáculo para cristalizar sus respectivos proyectos

Pero también poderosos intereses le meten presión al escenario político que pueden hacer sucumbir la legitima voluntad del electorado.

LA GRAN ALIANZA.- Este es el principal tema donde confluyen los interesados. Quienes son oposición y los que ocupan el gobierno en la actualidad, en este caso los priistas, saben que si no logran aliar a candidatos, partidos, cabezas de grupos sociales y líderes comunales en todo el estado, no podrán acceder a palacio de gobierno.

LA SUMA.- Quien convenza más ganará. No podrá sólo una “alianza” derrotar al partido en el poder, pero una trinidad básica aliada será indispensable para que triunfe la oposición. Asimismo, si el PRI quiere conservar el poder ejecutivo deberá aliarse con dos fuerzas más.

Adriana Dávila-Lorena Cuellar-Héctor Ortiz; Minerva Hernández-Lorena Cuellar-Héctor Ortiz; Martha Palafox-Lorena Cuellar-Héctor Ortiz o, Noé Rodríguez-Lorena Cuellar-Héctor Ortiz; incluso Noé-Adriana Dávila-Héctor Ortiz.

Por la parte oficial sería: Mariano González Zarur-Alfonso Sánchez Anaya-Noé Rodríguez; Mariano-Lorena-Noé o Mariano-Alfonso-Lorena, incluso Mariano-Alfonso-Noé.

EL POSICIONAMIENTO: Para poder negociar cualquiera de los aspirantes deberá tener reales posibilidades de ser electo, sin duda será un factor decisivo que al candidato (a) la gente lo conozca, que tenga alto grado de acept nación popular, porque las encuestas estarán sobre la mesa de cabildeo.

EL CANDIDATO O CANDIDATA: El carisma y desenvolvimiento en una campaña proselitista es importante, pues el impacto que genera el candidato (a) en el electorado influye en su decisión frente a la urna, incluso en quienes tienen compromiso tácito.

LOS PARTIDOS: Ahí es donde entran factores externos, ya que los partidos políticos tiene la última palabra, y aun peor allende las fronteras tlaxcaltecas, las dirigencias nacionales pueden imponerse sin considerar el pulso local con riesgo de perder, como sucedió con el PRD en 2004 con Maricarmen Ramírez y en 2010 con Minerva Hernández Ramos, o en el PAN con Adriana Dávila en la pasada elección.

El PRI dio esa lección en 1998 y 2004 con Joaquín Cisneros y Mariano González respectivamente.

LA COYUNTURA.- El interés. El presidente Enrique Peña Nieto tendrá intereses que negociar con los partidos políticos desde dinero hasta posiciones importantes para continuar con sus reformas y “transformaciòn del país”. La gubernatura de Tlaxcala es moneda de cambio.

Al igual que quien ocupa la silla presidencial ahora, el que quiere ser su sucesor tratará de contar con el apoyo de quienes en 2016, 2017 ganen gubernaturas. Ahí el más visible, y cercano, Rafael Moreno Valle, tiene sus expectativas en quien gane Tlaxcala.

Y el gobernador de Puebla, apuesta más con Minerva Hernández Ramos por su bagaje perredista que lograría aliar al PAN, que con Aurora Aguilar que sólo se representa a ella y algunos alcaldes tlaxcaltecas.

Quien diga que Tlaxcala es sólo es el 1 por ciento del padrón electoral del pais. Que recuerde que Felipe Calderon ganó, nada más y nada menos, que la presidencia de la República con medio por cierto. O sea con el 0.5% de esa lista nominal.

LA DECLINACIÓN: Lo imposible. A final de cuentas Serafín Ortiz acataría la “concertacesión” que negocie Héctor, y si debe declinar lo hará. Claro que vendería cara la piel.

Por el contrario tanto Lorena como Adriana se podría decir que se mandan solas y no se puede imaginar alguna de ellas haciéndose a un lado por la otra o alguien más.

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