• Ángelo Gutiérrez Hernández
México es de claroscuros en diversos aspectos de la vida económica, social, salud, educativa, laboral y desde luego política, en los cuales, a pesar de los avances que existen en materia de equidad, lo cierto es que persisten grandes brechas entre mujeres y hombres.

 

Pese a las reformas legales, que en el aspecto de empoderamiento de la mujeres han existido y que algunos actores se las quieren adjudicar, como el presidente de México, lo cierto es que existen grupos de la sociedad civil y de algunos partidos, que hemos impulsado la equidad en el ejercicio de la actividad política, aunque la realidad es que ha sido muy complicado acabar con pensamientos sectoriales y de grupo que frenan el desarrollo de las féminas.

Por ello, las mujeres, en los hechos, siguen siendo relegadas en el ámbito político. Aunque existe un avance en el aspecto parlamentario, a partir de disposiciones jurídicas, lo cierto es que hay muchas brechas en contra de ellas.

Por ejemplo,  de acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la entidad para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, México ocupa el lugar número 8 a nivel mundial por la participación de éstas en Parlamento, en este caso, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

En el Congreso de la Unión, destacan que 212 de los 500 integrantes de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados son mujeres, lo que representa 42.6 por ciento, y de ellas son 47 de los 128 integrantes del Senado, es decir, 36.7 por ciento.

Con ello, México se ubica solo por debajo de naciones como Rwanda en donde su Cámara de Diputados está integrada mayormente por mujeres; ellas ocupan 49 de los 80 escaños existentes en esa nación, es decir,  61.3 por ciento. Mientras que Boliva 53 por ciento del Parlamento es formado por mujeres, seguido de Cuba con 48.9, Islandia con 47.6; Suecia con 43.6 y Senegal con 42.7 y México con 42.6 por ciento.

Sin embargo, de acuerdo con ese estudio, a pesar de la mayor integración de las mujeres en el Parlamento, éstas no tienen las mismas oportunidades en el ejercicio de cargos de dirección en sus cámaras, pues muy pocas de éstas son presididas por féminas.

19 por ciento de los Parlamentos en el mundo son presididos por mujeres. Es decir, del total de 278 naciones, solo en 53 la presidencia de su Cámara de Diputados está en manos de una mujer, lo que demuestra que ahora las féminas no solo deben llegar a esos cargos, sino que requieren el empoderamiento para acceder a los cargos de dirección.

Y eso se demuestra de manera clara en la administración pública en donde las mujeres son más que relegadas, lo cual es lamentable. En este tenor, México decae 101 lugares en el ranking mundial respecto a la participación de las féminas en las secretarías de Estado, pues de las 18 secretarías que existen en el gabinete federal formal, solo tres espacios son ocupados por mujeres como son los casos de Rosario Robles Berlanga en Sedatu, Arely Gómez González en la Secretaría de la Función Pública y  María Cristina García Cepeda,  Secretaría de Cultura.

Con ello México se ubica muy lejano a países como Bulgaria en el que 52 por ciento de las secretarías son ocupadas por mujeres y también muy rezagado de países como Mali, Filipinas, Mozambique, Venezuela, Angola e  Israel, quienes tienen un mayor número de mujeres en el ejercicio de la función pública.

Por ello, es necesario impulsar acciones para empoderar a este sector de la población.
Amén de atender que las sociedades modernas demandan cada vez más igualdad entre los géneros, que es también una condición previa para la democracia genuina. Aun así, las mujeres siguen estando insuficientemente representadas en la mayoría de los parlamentos del mundo. Esto debilita la eficiencia, efectividad y legitimidad del parlamento, a la vez que dificulta la capacidad del parlamento de promover la igualdad  entre los géneros en la sociedad en su conjunto. 

Para promover ello es necesario dotar de un marco normativo en materia de igualdad de género adaptado al contexto internacional, integrar la igualdad de género en las labores que realiza; fomentar una cultura interna respetuosa de los derechos de las mujeres, con igualdad de género y que responda a las necesidades y realidades de los parlamentarios –hombres y mujeres.

México debe atender esta demanda y exigencia social, y nosotros los hombres no debemos ser obstáculo para ello, es tiempo de un verdadero empoderamiento sustantivo de las mujeres, porque en la historia de México solo siete mujeres han gobernado un estado,  de manera cronológica, Giselda Álvarez en Colima, Beatriz Paredes en Tlaxcala, Dulce María Sauri Riancho e Ivonne Ortega Pacheco en Yucatán, Rosario Robles Berlanga en lo que ahora es la Ciudad de México, Amalia García Medina en Zacatecas y Claudia Pavlovich Arellano en Sonora,  y seguimos esperando a un gobierno federal de una mujer.