• Ángelo Gutiérrez Hernández
El respaldo y apoyo ciudadano y partidista a favor de nuestro abanderado Ricardo Anaya Cortés no está ni en duda ni en tela de juicio, muestra de ello es que la sociedad ha acogido su propuesta y proyecto como el de mayor viabilidad para México.

 

Este domingo terminaron el periodo de precampañas y sin lugar a dudas, el que mayor crecimiento tuvo fue el aspirante de la coalición Por México al Frente y eso dejamos constancia los panistas que salimos a las urnas a ratificar nuestro respaldo. 

Esto no es casual ni obra de acciones ilegales a las cuales no tienen acostumbrado el partido en el gobierno y mucho menos, es resultado de una campaña permanente de más de 12 años. Es el resultado de un proceso firme y estructurado que llevan a cabo los equipos y estructuras de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), así como el trabajo, formación y convicción de nuestro líder Ricardo Anaya.

Su formación como licenciado derecho en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), con maestría en Derecho Fiscal en la Universidad del Valle de México (UVM) y finalmente hizo su doctorado en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, además de su experiencia personal y laboral, le permiten estructurar las ideas y planteamientos de no solo los partidos políticos sino de la sociedad.

Como lo ha dicho, tiene claro que los peores lastres para el país son la corrupción, la pobreza, la inseguridad y la violencia, así como el enorme déficit en la construcción de un Estado de Derecho, los cuales, afirma,  no se lograrán superar con el actual sistema político presidencialista y metaconstitucional.

Para él y nosotros que apoyamos su propuesta, México requiere de acciones que favorezcan las decisiones plurales por encima de las de imposición y ello se logrará con acciones y apuestas  para que la ciudadanía tenga mayor capacidad para influir en las decisiones del país.

Esa visión es la de crear un gobierno de la ciudadanía y no uno del presidente de la República, que permita el avance nacional a través de la construcción de una ciudadanía fuerte, crítica, informada y participativa. 

La transformación y cambio de nuestro país, lo concibe, a través del empoderamiento de la sociedad y con la apertura de espacios para la participación ciudadana en la vida pública, tanto en la toma de decisiones como en la vigilancia del cumplimiento de las metas de gobierno, con el impulso de mecanismos de democracia participativa como la consulta popular, el plebiscito, el referéndum, el presupuesto participativo, gobierno abierto, parlamento abierto y la ratificación y revocación de mandato.

Ricardo Anaya es la mejor propuesta porque tiene la determinación de acabar con la corrupción, que es uno de los principales flagelos del México contemporáneo y también con la impunidad, aspectos que han acabado con la esperanza de los mexicanos.

Tiene la determinación de acabar con la corrupción y la impunidad, porque ambas  lastiman al país y ofenden a la sociedad, socavan la confianza ciudadana en las instituciones y el servicio público y minan el Estado de Derecho, propician inseguridad jurídica, se asocian con la violencia, frenan la capacidad de la economía para reactivarse, producen injusticia y constituyen graves atentados a la convivencia armónica.

Tiene las propuestas y la determinación de acabar con la corrupción a partir del cumplimiento irrestricto de la ley, en la aplicación de una política de cero tolerancia a la corrupción y a la impunidad.

Además, tiene claro que el combate a la impunidad pasa por una reforma profunda al sistema de procuración, administración e impartición de justicia, que vaya más allá de la modernización de las leyes y de los procedimientos, y se centre en la transformación del Poder Judicial y de los ministerios públicos de la Federación y de las entidades, para acercarlas a la ciudadanía, y dotarlas de plena legalidad, autonomía frente al poder, transparencia y rendición de cuentas, tanto de manera institucional, como por parte de los servidores públicos que forman parte de ellas.

Ello porque el sistema de justicia mexicano está debilitado y corrompido, y es ineficiente e ineficaz. Requiere de un rediseño que incluya un replanteamiento desde su concepción. 

Por estas acciones y propuestas, pero sobre todo, por la convicción irrestricta, Ricardo Anaya es nuestra mejor opción para la transformación que se gesta y que se cristalizará con nuestro voto el próximo 1 de julio.