• Pedro Morales
Otra vez Tlaxcala aparece en el escenario nacional de la nota roja, el linchamiento por habitantes de San Pablo del Monte refleja una de las realidades negativas que los tlaxcaltecas no se cansan de advertir, sin que les hagan caso.

Este otro “hecho aislado” es una muestra de la ingobernabilidad que se vive en territorio tlaxcalteca, mientras sus niveles de gobierno les importa más las campañas políticas con más promesas que atender la creciente inseguridad.

Por todos lados se observan mantas de advertencia, la ciudadanía ya llego al punto de quiebre de la tolerancia, porque no es posible que la justicia se haya convertido en una puerta giratoria donde entran y salen los delincuentes.

Es evidente que desde antes de las campañas ya se vivía y se vive un clima de inoperatividad de los cuerpos policiacos y el vacío de autoridad, son las principales causas por las que la ciudadanía opta por hacer justicia por su propia mano.

El linchamiento por enardecidos vecinos ha causado  momentos de inestabilidad y fuerte tensión se vivieron este miércoles en el Barrio de San Nicolás de San Pablo del Monte.

Pobladores molestos por la falta de seguridad retuvieron a un sospechoso de robo, al que castigaron a placer en repetidas ocasiones, el que horas después fue rescatado y falleció en el traslado.

Los hechos ocurrieron en la calle Allende esquina con Indeco, donde vecinos ubicaron a Irwin -N- quién intentaba darse a la fuga luego de que en compañía de otros tres sujetos entraron a un establecimiento de suplementos alimenticios, para amagar a los presentes y robar una camioneta Ford Ranger de color blanco y reciente modelo.

Al que ataron con un lazo y comenzaron a castigar con intención de que entregará a sus cómplices y la unidad robada, entrando a una situación de probable linchamiento; la que fue atendida por policías municipales quienes no pudieron frenar el castigo en contra del señalado y tampoco su rescate.

Tiempo después, a la zona llegó un nutrido contingente de granaderos con equipo antimotin y elementos de municipios vecinos, quienes mediante el diálogo intentaron sustraer al probable responsable de robo, acción que fue impedida por los encolerizados vecinos, quienes habían logrado que los miembros de la banda abandonaran la unidad robada en la caseta de Amozoc.

Quienes al tiempo de prenderle fuego a un auto Jetta de color azul y placas de Puebla que llevaba el ladrón, repicaron campanas del templo de la comunidad y arremetieron en contra del sujeto, registrándose otro momento de violencia que se caracterizó por agresiones con piedras -al pie de una patrulla- en contra del supuesto ladrón que quedó inconsciente sobre la yerba verde de una zanja.

Entonces hubo minutos de tensa calma, la que fue rota por la llegada de más lugareños, quienes se sumaron a los ya existentes acrecentando la presencia de los inconformes en varios cientos, quienes amagaron con prender fuego al probable ladrón, que fue trasladado al centro de la calle, donde permaneció inerte boca bajo sobre el adoquín.

En ese momento fue que detonaron gases lacrimógenos para inhibir la presencia de los verdugos, logrando retirar en medio de una trifulca a Irwin -N- el que fue subido a una patrulla, y el contingente salió de la zona de conflicto por la calle 20 de noviembre, por donde ante la mirada de vecinos se pasearon (buscando algo) grupos de jóvenes armados con escopetas.

Al tiempo, el operativo de rescate se trasladó a la Vía Corta para estacionarse en el entronque con Tenancingo; donde el maltratado sujeto fue examinado por personal de una unidad médica, quienes constataron que ya no presentaba signos vitales. Ya estaba muerto.

Hay varias interrogantes ¿en verdad era el asaltante?, ¿quedó de manifiesto que ni estatales, ni municipales son efectivos? Y la principal, ¿habrá castigo para los asesinos?, aunque sean diez o cien.

Hasta el momento en Tlaxcala nadie ha pisado la cárcel por esta clase de delitos como ha ocurrido ya en Tenancingo hace años, en Teolocholco y este caso más reciente donde todo queda en sus famosas “carpetas de investigación”, pero aunque lo disfracen, se trata de un homicidio.

Mientras en la campaña

Merecida sanción va  a recibir el coordinador de la campaña de Ricardo Anaya en Tlaxcala, su cinismo manifiesto al burlar la ley no va a quedar impune, a ver de a cómo va a ser la multa que se le aplique, seguramente va a ser de risa.

El edil del municipio rielero prefiere andar en campaña que resolver los problemas de su municipio como es el ordenamiento del transporte, el ambulantaje, la recolección de la basura, las fugas de agua, la creciente inseguridad y lo que se le sume a su irresponsabilidad.

Por haberse acreditado la violación al artículo 134 de la Constitución Política federal, el Pleno del Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) aprobó dar vista a los integrantes del ayuntamiento de Apizaco para que a la brevedad posible procedan a determinar la sanción que le corresponde al alcalde de ese municipio, Julio César Hernández Mejía, en términos de la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos para el Estado de Tlaxcala.

 

La sentencia de los magistrados del TET fue aprobada por unanimidad de votos, después de que fue acreditada la presencia del funcionario municipal en un evento proselitista en un día hábil.

El evento fue realizado el 24 de abril en el Centro de Convenciones de la ciudad de Tlaxcala, en el que acudió el candidato presidencial por la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya Cortés.

Pero hay otros actores que con cinismo violan la ley y la veda electoral, disfrazan su activismo a favor de sus candidatos perdedores, tal y como ocurrió hace tres años en la elección de diputados federales.

En ese entonces en Tlaxcala se repartieron 170 mil pantallas digitales y la estrategia les dio resultados, ahora la educación es el pretexto para que teóricamente miles de alumnos en edad de votar inclinen su voto y el de sus familias en agradecimiento y reciprocidad… ¿O NÓ?