• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero…

 

Por su complejidad, el tema de la migración es polémico. Este fenómeno ha provocado desde siempre un choque entre los derechos de los que llegan y los que están. Aunque los que están, alguna vez –por fuerza- tuvieron que llegar como inmigrantes.

Dicho lo anterior, estimado lector, expondré mi punto de vista sobre la cada vez más masiva y frecuente llegada de inmigrantes a nuestro país, situación que considero un problema fuera del control y del interés de los tres niveles de gobierno y de los tres Poderes de la Unión.

No se puede negar que la presencia de inmigrantes en México representa una serie de molestias y problemas principalmente para los habitantes de los estados de las fronteras norte y sur de nuestro país. Es por el estado de Chiapas por donde ingresan, procedentes de Guatemala, los miles de migrantes que a diario cruzan la línea fronteriza. Este fenómeno se ha dado durante muchos años sin que las autoridades mexicanas hayan hecho algo por resolverlo.

Pero la problemática se ha recrudecido a partir de que en Honduras se organizaron grupos numerosos de personas, y en muchos casos de familias completas, para conformar las llamadas caravanas de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos.

Hoy en día, se puede catalogar a la inmigración centroamericana como un problema de emergencia nacional por sus características, ya que en la mayoría de los casos el ingreso a nuestro territorio lo hacen de forma violenta, incluso con agresiones físicas a las diferentes fuerzas del orden que intentan organizarlos para que su ingreso sea de forma pacífica y ordenada.

Pese a todo, hace unos días se dio a conocer que el gobierno federal se alista para abrir más la frontera sur a los migrantes, al preparar la ampliación del programa de Tarjetas de Visitante Regional. Este plan migratorio, que arrancó a finales de 2012, beneficia actualmente solo a guatemaltecos y beliceños, pero con la modificación también aplicaría para ciudadanos de El Salvador y Honduras.

Ante este anuncio, el principal problema radica en que, en la actualidad, con la presencia de africanos, cubanos, haitianos, colombianos, venezolanos e incluso ciudadanos del medio oriente, que se han unido a las llamadas caravanas, la situación se puede tornar mucho más grave.

Cuando se inició la llegada masiva de inmigrantes a nuestro país, la sociedad mexicana se mostró amable y solidaria; sin embargo, con la actitud mostrada por algunos de ellos, hoy son vistos con desagrado y desconfianza por una parte de la ciudadanía.

En este punto, vale la pena mencionar el desagradable episodio que protagonizó una mujer hondureña que manifestó su descontento cuando le ofrecieron de comer frijoles y tortillas, y dijo que esa comida era “para puercos”. El comentario se hizo viral en las redes sociales, acrecentando el rechazo de muchos mexicanos hacia los migrantes centroamericanos. 

Otro elemento que ha jugado en contra de los integrantes de las caravanas, es que en algunos lugares en donde pernoctan dejan una estela de basura, desperdicio de comida, ropa, calzado y utensilios que personas de buena fe les obsequiaron para que continuaran su camino.

Las ciudades fronterizas de los estados de Tamaulipas, Chihuahua, Sonora y Baja California son los sitios donde se refleja con mayor fuerza el problema, pues los alberges y espacios improvisados que han habilitado para dar hospedaje a miles de extranjeros han sido rebasados por completo, creando un clima hostil y de incomodidad tanto para los habitantes de estas ciudades como para los inmigrantes.

Es incomprensible que a estas alturas ni los migrantes centroamericanos ni el gobierno mexicano hayan entendido que la mayoría de los “gringos” y el presidente TRUMP no los quieren ver ni en pintura en su país.

El papel que juega México en este espinoso fenómeno migratorio, estimado lector, se puede complicar aún más en la medida en que nuestro gobierno continúe con esa actitud de minimizar el problema. Ofrecer trabajo y un trato humanitario a los migrantes centroamericanos parece paradójico cuando hay millones de mexicanos a quienes eso se les ha negado durante muchos años. En esta idea, arraigada en la cabeza de muchos connacionales, radica el argumento para criticar al gobierno mexicano que ofrece a los inmigrantes lo que no es capaz de ofrecer a su pueblo.

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.