• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero…

 

 

 

El próximo 13 de junio se cumplirán treinta y ocho años de la muerte del licenciado EMILIO SÁNCHEZ PIEDRAS, quien fue gobernador de nuestro estado de 1975 a 1981. Las personas que tuvimos la fortuna de tratar de manera personal a DON EMILIO, como se le conocía popularmente, sabemos que fue un hombre excepcional que se caracterizaba por su sencillez y don de gentes, pero sobre todo por el gran y profundo amor que sentía por Tlaxcala.

 

Quien esto escribe tuvo la oportunidad de conocer y tratar personalmente a DON EMILIO en 1975, primer año de su gobierno, cuando inauguró el Instituto Tecnológico Regional de Apizaco -hoy Instituto Tecnológico de Apizaco (ITA)-, centro educativo del que, por cierto, me siento profundamente orgulloso de ser fundador, ya que en aquel entonces en el Tec de Apizaco se podía estudiar el nivel bachillerato y cursar una carrera técnica.

 

Cuando el licenciado SÁNCHEZ PIEDRAS fue electo gobernador, en la mayor parte de Tlaxcala se carecía de infraestructura y servicios primordiales como agua potable, drenaje, alcantarillado, alumbrado público, carreteras y caminos. Además, existía un total abandono en dos aspectos fundamentales para el desarrollo y progreso, como son la educación y la salud. Nuestra entidad era primordialmente rural, siendo la agricultura la principal actividad económica que se registraba en el estado.

 

En pocas palabras, estimado lector, en aquel momento la pobreza en Tlaxcala era muy visible y se respiraba a lo largo y ancho de la entidad. Este fenómeno seguramente fue lo que inspiró a DON EMILIO a trabajar con ahínco y sin descanso desde el primer día de su gobierno para mejorar las condiciones de vida de los tlaxcaltecas.

 

Al gobernador SÁNCHEZ PIEDRAS era común observarlo a cualquier hora del día manejando su camioneta -una Chevrolet pick-up, color arena-. Muchas veces lo hacía solo, sin ayudantes y mucho menos guaruras. Él saludaba con cordialidad a quienes lo reconocían y demostraba, en todo momento, especial afecto por los niños, las personas mayores y la gente humilde. A él la gente lo veía con admiración y respeto.

 

Después de la administración de DON EMILIO ha habido ocho gobernadores de Tlaxcala (con el actual), y sin ningún temor a equivocarme puedo asegurar que absolutamente nadie ha logrado hacer al menos una mínima parte de lo que logró SÁNCHEZ PIEDRAS por su querida Tlaxcala. Incomprensiblemente, ni siquiera un exgobernador que fue su colaborador cercano pudo al menos aproximarse al gran legado de ese brillante tlaxcalteca.

 

No es gratuito que en todo el estado existan centros educativos, hospitales, avenidas, calles y edificios públicos de diversa índole que orgullosamente llevan el nombre de EMILIO SÁNCHEZ PIEDRAS. En Apizaco, su tierra natal, existe un monumento en el parque central como merecido reconocimiento al mejor gobernador que hemos tenido.

 

A diferencia de muchos políticos timoratos y oportunistas, DON EMILIO fue un personaje para quien la cautela y el silencio no fueron los mejores caminos. Como lo describe un reportaje de la Revista Proceso, del año 1980, para él la lealtad y la disciplina a su partido no implicaron sumisión, incondicionalidad o indignidad.

 

Lamentablemente para Tlaxcala, estimado lector, ninguno de los sucesores de SÁNCHEZ PIEDRAS ha estado a su altura, pues nadie como él inició un cambio tan profundo para transformar el rostro de la entidad. Lo más triste es que entre las nuevas generaciones de políticos tlaxcaltecas no se ve a alguien con el nivel de DON EMILIO ni tampoco a nadie que intente imitarlo siquiera.

 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.

 

PD: en este espacio no solo hemos de criticar los errores, abusos e ineptitudes de los personajes públicos, sino también habremos de mencionar y reconocer cuando las cosas estén bien hechas.