• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

 

La ciudad de Apizaco está considerada como una de las mejores del país por el trazo y diseño de sus calles. En el centro de esta pequeña urbe, la mayor parte de las avenidas cuentan con camellones y su amplitud permite una circulación ágil y cómoda en doble sentido, a diferencia de lo que ocurre con el resto de los centros urbanos de Tlaxcala.

Sin embargo, cuando por alguna razón se cierra la circulación vial en alguna de las principales arterias de Apizaco se origina un caos vehicular que afecta la vida cotidiana de quienes viven y transitan por la ciudad.

De acuerdo con las propias autoridades municipales, diariamente en Apizaco circulan mil 675 unidades de transporte público y 220 taxis; además se registran unas mil 500 entradas de unidades de transporte federal. A estas cifras, se suman los cientos -quizá miles- de vehículos de uso particular que también transitan por el municipio cada día.

Por lo anterior, estimado lector, resulta difícil comprender que una arteria tan importante de Apizaco, como la avenida Cuauhtémoc, permanezca cerrada durante semanas con el pretexto de “ventas de temporada”. Y lo más raro, es que en este asunto la autoridad municipal se muestre omisa y permisiva. 

En diferentes épocas del año, la avenida Cuauhtémoc -entre las calles Emilio Carranza y Barberán y Collar, a un costado del mercado 12 de Mayo- es ocupada por un grupo de comerciantes a quienes la autoridad les permite utilizar este espacio para la venta de sus productos.

Este año, los comerciantes colocaron su estructura desde el mes de octubre para las ventas por el Día de Muertos y la quitaron de forma muy breve para volverla a instalar desde noviembre con motivo de la temporada navideña.

Si ocurre lo mismo que en años anteriores, los comerciantes de temporada retirarán esta estructura hasta pasado el 6 de enero, y volverán a colocarla a finales del mismo mes para la venta de productos alusivos al Día de la Candelaria.

El prolongado cierre de una avenida tan importante no solo implica la afectación de la circulación vehicular y del derecho a la movilidad de los apizaquenses, también contraviene la normatividad que debería regir el actuar de nuestras autoridades municipales.

Conforme con las “Disposiciones administrativas para el buen funcionamiento del comercio en días de tianguis, temporada y ferias” vigentes en el municipio de Apizaco, los permisos de temporada están claramente delimitados para cada periodo: para Todos Santos, es un lapso de 10 días; en diciembre, de 20 días; para el Día de Reyes, de 3 días, y para el Día de la Candelaria, de 7 días. 

Este documento, publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Tlaxcala el 10 de febrero de 2016, es parte del marco normativo que rige al gobierno municipal y puede ser consultado en la propia página oficial del ayuntamiento de Apizaco (http://apizaco.gob.mx/archivos/transparencia/Articulo63/Fraccion_I/11.%20DISPOSICIONES%20PARA%20EL%20BUEN%20FUNCIONAMIENTO%20COMERCIO,%20TIANGUIS%20DE%20TEMPORADA%20Y%20FERIAS.pdf ).

Aunque es cierto que la venta de productos de temporada es una forma honrada y legítima de generar un ingreso económico para quienes se dedican a esta actividad, también es cierto que la permisividad de la autoridad municipal, en complicidad con los líderes de comerciantes, al menos genera sospechas de corrupción.

El cierre prolongado de la avenida Cuauhtémoc afecta a quienes tienen la necesidad de circular por esta vía, a quienes acuden a realizar sus compras al mercado 12 de Mayo y a quienes asisten a alguna de las escuelas de nivel primaria y secundaria que están en esta zona de la ciudad. Otro sector afectado es el de los taxistas que tienen su base en este lugar.

Wikipedia define al espacio público como el lugar en el que cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada, y excepcionalmente por reserva gubernamental. Por regla general, el espacio público abarca las vías de tránsito o circulaciones abiertas como calles, plazas y carreteras.

En pocas palabras, estimado lector, es incomprensible e incongruente lo que sucede en Apizaco, pues muchas de sus calles se cierran con cualquier pretexto contando siempre con la anuencia del gobierno municipal. 

Se entiende que en algunos casos es necesario utilizar algún espacio público para algún evento en específico, pero esto deberá ser solo por el menor tiempo posible para causar el mínimo de molestias a la ciudadanía, ya que uno de los objetivos fundamentales de un gobierno es tomar decisiones que beneficien a todos los gobernados haciendo a un lado los intereses económicos y personales.

Como siempre, mi total gratitud y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.