• Cutberto Luna García
Por el Placer de Servir

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Con suma tristeza y dolor, día tras día veo y leo en las noticias de nuestro país y ahora frecuentemente en mi Tlaxcala. Acerca de la existencia de muertos y asesinados. Mismos que aparecen o hacen aparecer en los lugares más sorprendentes e inimaginables, para nuestra sociedad. Y que solo como justificación de los encargados de las investigaciones y ahora la misma sociedad responde: “Es que eso solo les pasa a los que andan en malos pasos”.  

Recuerdo hace tiempo quizá veinte o más años, en los titulares de la prensa y la televisión precisaban que por cuestiones meramente religiosas, por tomar la parte de un territorio o simplemente por terrorismo puro, se encontraban asesinados indiscriminadamente, ancianos, mujeres y niños, en su gran mayoría o al menos considerados por mi… como inocentes; o que se mataban por lo que se inició como diferencia ideológica política, lo que con el tiempo se transformó en grupo de gente muy mala en la que la mayoría de los muertos eran campesinos o gente una vez más… inocentes; o gente a la que mataban  para robarles, o por ajuste de cuentas. O que había estallado un coche bomba en el centro de la capital de un país, o que habían secuestrado a empresarios y luego los habían matado pese a que se había pagado el rescate, o que habían matado a gente de la sociedad que había quedado en medio de una balacera entre los malos y los buenos o, los malos y los malos o, los buenos y los buenos, en fin.

Eso generaba en mí, tristeza, dolor e incluso alguna lagrima por el sufrimiento de esas personas. Que afortunadamente estaban muy, muy lejos de mi país y en consecuencia, de mi familia y mis amigos. Pero eso hoy, está más cerca de lo que podemos creer. Y si antes me preocupaba y lastimaba, ahora me preocupa e intranquiliza mil veces más, por la simple y sencilla razón… que mis hijos, sobrinos, vecinos, amigos, fraternos, colaboradores o simplemente gente que conozco, puedan verse inmiscuidos en “un daño colateral”. Y que al rato la autoridad diga que eran de los malos más malos. Y al “investigar” descubrieran que no era tal y con un simple “nos equivocamos y lo sentimos”. Se quiera limpiar una acción que se puede prevenir si la función pública y los encargados de ofrecer seguridad cumplen con su trabajo. Olvidando ser “abrazadores con los malosos”.  

Esto me a llevado a pensar, que nuestra sociedad y sus valores están creando máquinas de la muerte, que matan de forma indiscriminada y sobre todo inhumana, sin tomar en consideración el género, la edad, el nivel social, político, económico ni religioso de las víctimas que al final de cuentas son sus congéneres. Lo que no sucede en las selvas, junglas, ríos, estepas, bosques, tundras, mares o lagos en los que habitan los animales más feroces y sanguinarios como los tigres, leones, cocodrilos, serpientes venenosas, hipopótamos. Pero que en ningún caso, alguno de ellos mata por matar a otro de su especie. Según lo he leído y visto en esos canales en los que los que la temática son los propios animales en su medio ambiente. Y cuando esto ocurre, es porque las especies a las que llamamos irracionales, regularmente matan otras especies inferiores para alimentarse, ya que si no lo hicieren irremediablemente… perecerían. Pero entonces, qué canastos está pasando con el hombre (género), que se supone tiene raciocinio, pues piensa, medita, intelige para posteriormente hacer las cosas. Y no como lo que acontece en nuestros días, en los que el hombre mata al hombre (género); no por hambre o para alcanzar los medios suficientes para subsistir y vivir; sino por codicia, odio, envidia y un falso y banal mundo fácil. Los cuales son contrarios a los principios y valores intrínsecos de nuestra especie. 

Solo por curiosidad me atreveré a preguntarles, ¿Hasta cuándo va a parar el baño de sangre en nuestras calles? ¿Qué tenemos que hacer como sociedad para que nuestros gobernantes en sus tres niveles de gobierno cumplan con lo que mandata la ley, no el criterio, o el capricho de alguien? ¿Qué pasó en el trayecto de la evolución de nuestra sociedad que se perdió la sensibilidad y solidaridad humana? ¿Acaso seguiremos actuando como bestias, ladrillos de un muro, o simples entes indiferentes y sin sentimientos a pesar de ser “pensantes”? Recordemos que la violencia es un problema grave. Somos ciudadanos del mundo y no tenemos que “hacernos de la vista gorda” o “que la virgen nos habla”, ante la barbarie que puede afectar a todos los que amamos o que están cerca de nosotros. So pena de convertirnos en participes de un silencio cobarde y culpable, además de víctimas de esa propia indolencia.