• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

Como sabe, estimado lector, las dirigencias nacionales del Partido del Trabajo (PT) y del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) anunciaron el pasado jueves una propuesta para establecer una alianza política rumbo a las elecciones del próximo año. En esta coalición, también se considera al Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Aunque en el Congreso de la Unión los legisladores de estos tres institutos políticos ya han trabajado conjuntamente para hacer posibles reformas a la Constitución que pretenden dar rumbo a la Cuarta Transformación, las críticas a esta virtual alianza no se han hecho esperar.

Sin desestimar algunos argumentos válidos que condenan este anunciado frente electoral, considero que debe quedar claro que lo que esta en juego en la próxima elección federal intermedia es la consolidación del proyecto de la 4T.

En el 2021 no solo se disputarán 500 diputaciones federales, 15 gubernaturas, 30 congresos locales y más de mil 900 ayuntamientos. También se medirá el apoyo que retuvo el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR durante la primera mitad de su mandato o el espacio que puede recuperar la oposición después de su debacle en 2018.

Lo acepten o no, los opositores al gobierno de López Obrador han estado trabajando, aislada o coordinadamente, para descarrilar la naciente 4T. Exigen resultados inmediatos aunque saben que una transformación real tomará varios sexenios y se apresuran a adelantar la derrota del actual gobierno porque añoran que se restaure el régimen neoliberal.

Desde la oposición, dicen defender las mismas causas que el presidente, pero afirman estar en contra de sus formas. Lo que extrañan son los negocios, las dádivas y la cercanía al poder, pues ayer aplaudieron el Pacto por México y la reforma energética, que hoy sabemos fue un negocio exclusivo de ciertos grupos empresariales y políticos.

Esos intereses, estimado lector, son los que están en juego en la elección del próximo año y por eso ya se empiezan a identificar dos bloques perfectamente definidos, opuestos y polarizados.

Aunque hoy se culpa a AMLO de esa polarización, no podemos olvidar el encono que causó en el año 2006 aquella campaña negra de “López Obrador, un peligro para México”. En aquel momento, se sembró odio con tal de inducir el “voto útil” de los priiistas e indecisos a favor de Felipe Calderón, pero ahora se tacha al presidente de ser el provocador, irresponsable y pendenciero.

Quienes ayer jugaron a la polarización para descarrilar a un candidato, hoy esconden la mano. Jorge Castañeda Gutman, canciller en el gobierno de Vicente Fox, ha reconocido abiertamente no solo que esa estrategia de polarización existió sino que él fue copartícipe de ese plan. En una entrevista con Fernando del Collado, del año 2014 y disponible en Youtube, Castañeda Gutman afirma que la polarización fue la única alternativa que los opositores de AMLO encontraron para frenar su llegada a la Presidencia en 2006.

Así que no es casualidad que hoy los ánimos estén tan polarizados en México, ya que estamos por presenciar una batalla electoral por el control del país y de nuestro futuro como sociedad. Dos proyectos están en pugna: el de la viabilidad de la Cuarta Transformación o el de la restauración del régimen del PRIAN.

En este contexto y ante una oposición cada vez más articulada, se entiende la conformación de un bloque entre Morena, PT y PVEM que busca consolidar un proyecto naciente para transformar a México. Lo que está en juego en la elección del 2021 es la viabilidad o el bloqueo de la reconstrucción profunda del país. 

Por lo anterior considero muy importante que los candidatos que representen a la alianza Morena-PT-PVEM cuenten con experiencia y sepan responder a las demandas de la ciudadanía. De cara a la revocación de mandato en 2022 y a la sucesión presidencial en 2024, el proyecto de la 4T no puede equivocarse al postular personajes indeseables que traicionen la esperanza de quienes les brindan su voto.

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.