• Roberto Rock
¿Sabía o no el gobierno de AMLO de la inminente detención de Cienfuegos?

Existen versiones contradictorias sobre si el gobierno López Obrador conoció el inminente arresto de Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa.  Pero no hay duda de que este hecho sin precedente desnuda ya ante el mundo la sociedad secreta, hermética a todo control democrático, que han sido por décadas las fuerzas armadas mexicanas.

 

De toda suerte, al parecer poco podemos esperar respecto a una mayor vigilancia cívica sobre lo que ha sido un paraíso de opacidad,  o el arribo de un secretario de la Defensa civil, como ocurre en la mayoría de las naciones. 

López Obrador ha compartido a cercanos, desde 2006 que buscó por vez primera la Presidencia, su temor frente a tres poderes reales: los dueños del dinero, Estados Unidos y las fuerzas armadas. De ahí la prudencia con que ha manejado la relación con ellos. Esas obsesiones  parecen haber precipitado, en noviembre de 2019, su mensaje en sus redes sociales sobre un “golpe de estado” ante declaraciones  del general retirado Carlos Gaytán Ochoa. Esto podría haber sido un juego de niños ante lo que esta crisis puede traer.   Cienfuegos llegó al frente de la Defensa por su cercanía con el entonces presidente Enrique Peña Nieto, pero también como producto de la correlación de fuerzas en el Ejército conservada por décadas, ajustada a una rígida pirámide jerárquica.

El divisionario hoy bajo proceso formó parte de la proverbial ayudantía (crisol de facciones en el Ejército) del ex general-secretario Enrique Cervantes Aguirre (1994-2000, con Ernesto Zedillo), forjador de la dinastía de sus sucesores y de los mandos que los acompañaron. Cervantes, a su vez, estuvo en la ayudantía del legendario general  Marcelino García Barragán (1964-1970, con Gustavo Díaz Ordaz), cuya gestión marcó la etapa moderna de las fuerzas armadas.

 

Roberto Rock L.

Grupo La Silla Rota