• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

 

 

Aunque pretenda darse aires de grandeza, la realidad del Partido Acción Nacional (PAN) en Tlaxcala no es buena ni alentadora para sus militantes. Hoy, es un instituto político decadente y sin un futuro promisorio. Lo más probable es que en la elección del próximo año, el PAN vuelva a los niveles marginales de votación que históricamente había tenido en la entidad hasta antes del 2004.

 

A nivel local, el mejor momento de este partido se vivió de la mano de Héctor Ortiz Ortiz, un político priísta de larga trayectoria que circunstancialmente encontró en el PAN la vía para acceder a la gubernatura del estado. Así, entre 2004 y 2010, el panismo tlaxcalteca vivió sus años de gloria y conoció las bondades de ser protagonista y no solo simple espectador.

 

Durante el sexenio de Héctor Ortiz, el PAN accedió a históricas victorias electorales en la integración del Congreso de la Unión. En la elección federal del 2006 obtuvo el triunfo en dos de las tres diputaciones en juego (con Alejandro Aguilar López y Adolfo Escobar Jardinez) y se hizo de un escaño en la Cámara de Senadores por el principio de primera minoría (con Rosalía Peredo Aguilar).

 

Pero en la elección federal del 2009, el desempeño del PAN mejoró y obtuvo “carro completo” en la renovación de la Cámara de Diputados al lograr el triunfo en los tres distritos electorales. La LXI Legislatura federal estuvo integrada por los diputados panistas tlaxcaltecas Oralia López Hernández, Julián Velázquez Llorente y Perla López Loyo.

 

A nivel local, la fuerza del panismo orticista también fue histórica en las elecciones intermedias del 2007. La alianza ‘Progreso para Tlaxcala’ (integrada por PAN, PAC y Panal) ganó el mayor número de ayuntamientos, entre ellos los más importantes de la entidad: Tlaxcala y Apizaco. Por si fuera poco, esa coalición obtuvo el triunfo en 14 de los 19 distritos locales en los que en aquel momento se dividía el estado.

 

De entonces a la fecha, el PAN en Tlaxcala solo ha registrado caídas. Aunque ha conservado un espacio en el Senado de la República por el principio de primera minoría, desde el 2009 ninguno de sus candidatos a una diputación federal ha obtenido el triunfo y, seguramente, en el 2021 se cumplirán 12 años de derrotas panistas en la integración de la Cámara de Diputados.

 

A nivel gubernatura, después de la victoria de Héctor Ortiz en el 2004, la candidata panista Adriana Dávila Fernández perdió una cerrada elección, en el 2010, frente a Mariano González Zarur, a pesar de contar con todo el apoyo del aparato de gobierno federal y local. Luego, en el 2016, Adriana Dávila volvió a perder y fue relegada a un lejano tercer lugar porque en esa elección la verdadera contienda tuvo lugar entre Marco Antonio Mena Rodríguez y Lorena Cuéllar Cisneros.

 

En lo que respecta al Congreso local, hoy el PAN no tiene ningún diputado que haya ganado por voto directo en la elección del 2018. En cuanto a ayuntamientos, este partido gobierna en 10 municipios de la entidad entre los que destaca Apizaco, que mediante triquiñuelas y amaños electorales se ha convertido en el bastión del panismo tlaxcalteca a pesar de la conocida y probada corrupción de los exalcaldes panistas Alex Ortiz Zamora, Orlando Santacruz Carreño y Jorge Luis Vázquez Rodríguez.

 

Por todo lo anterior, estimado lector, resultan hasta cómicas las peroratas actuales del panismo tlaxcalteca que aseguran que hoy cuentan con “las mejores propuestas”, con los candidatos “más preparados y competitivos” de cara a las elecciones del 2021. Esos discursos son, en realidad, palabras de automotivación de quien en el fondo sabe que en poco tiempo volverá a su papel de actor marginal de la política tlaxcalteca.

 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.