• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero...

Una vez que Mario Delgado, presidente nacional de MORENA, anunció que LORENA CUÉLLAR CISNEROS será la precandidata de ese partido político a la gubernatura de Tlaxcala, tanto DULCE SILVA como ANA LILIA RIVERA han exhibido descontento, incongruencia y falta de institucionalidad.

Los 7 perfiles que se registraron como aspirantes de MORENA al gobierno del estado firmaron un pacto de civilidad, mediante el que se comprometieron a respetar los resultados de la encuesta y a no impugnar a quien fuera beneficiado con la candidatura. Sin embargo, en la práctica, ese documento no ha sido respetado ni por la senadora ni por la empresaria huamantleca.

Con su actitud, tanto Dulce Silva como Ana Lilia Rivera no solo demuestran inmadurez política sino también dividen a MORENA de cara a una elección que tiene una relevancia histórica no solo para Tlaxcala sino para el país. A base de escándalos y sombrerazos pretenden arrebatar lo que no ganaron en la encuesta.

Sin duda, el trabajo que Ana Lilia Rivera ha labrado durante años es digno y destacable por las causas que siempre ha defendido, pero es una realidad que su imagen no está por encima de la de LORENA CUÉLLAR, quien entre otros cargos ha sido diputada local y federal, presidenta municipal de Tlaxcala, senadora de la República y delegada del gobierno federal.

Además, CUELLAR CISNEROS ya fue candidata al gobierno de Tlaxcala y, a pesar de ser oposición y de no contar con el apoyo de López Obrador porque la candidata de MORENA fue Martha Palafox- la exdelegada del Bienestar le disputó de forma cerrada la gubernatura a MARCO MENA, quien contaba con todo el dinero y la operación de los gobiernos priistas de Mariano González y Enrique Peña Nieto.

El caso de Dulce Silva es distinto porque ella no tiene ningún mérito para buscar la gubernatura. Su reciente proyección como personaje público se debió solo a la inversión de fuertes cantidades de dinero. Como lo dije en una anterior entrega, se trata de una persona improvisada en la política cuya principal cualidad es ser esposa de César Yáñez, antiguo colaborador cercano del presidente López Obrador.

Por eso, la impugnación que Dulce Silva ha promovido ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, derivado de la designación de LORENA CUÉLLAR como precandidata al gobierno de Tlaxcala, parece solo el berrinche de una oportunista y aprendiz de política que no respeta ni los pactos que firma.

Aunque Dulce Silva y Ana Lilia Rivera buscan desacreditar indebidamente la precandidatura de LORENA CUÉLLAR, sus actos solo las muestran como dos exaspirantes que no respetan los compromisos contraídos. Si el procedimiento tuvo las irregularidades que alegan, ¿por qué lo denunciaron hasta que supieron que la encuesta no les favoreció?

Si de verdad Dulce Silva y Ana Lilia Rivera están convencidas de su ardua labor en beneficio de los tlaxcaltecas, ¿por qué no se enfocan en continuar con ese trabajo desde los espacios que hoy ocupan en el Senado de la República y en las fundaciones del sector privado? Ojalá que lo hagan porque así tendremos la posibilidad de evaluar su desempeño durante los próximos 6 años.

Hoy, de acuerdo con las preferencias electorales que reportan todas las encuestas, LORENA CUÉLLAR tiene ante sí la oportunidad de ganar una elección que la llevaría a encabezar un gobierno histórico para Tlaxcala porque a través de ella llegarían al estado los beneficios de la Cuarta Transformación. Los tlaxcaltecas ya hemos padecido gobiernos del PRI, PAN y PRD y sabemos perfectamente que no han dado los resultados que la entidad necesita.

Mi total agradecimiento y respeto a quienes durante este difícil año me brindaron momentos de su tiempo. Nos reencontramos en este espacio el próximo mes de enero, si Dios lo permite.