• Pedro Morales
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Sin duda a nueve meses de la llegada de la pandemia mundial a Tlaxcala, todos los habitantes de la entidad, como en el país, y a estas alturas del segundo semáforo rojo acusamos los devastadores efectos en todos los sectores y a todos los niveles.

Lo mismo el restaurantero, los hoteleros, las tienditas que los grandes almacenes ya resienten los efectos de la carestía, las ventas a fin de año distan mucho a ser las que se registraban años atrás.

Pero sin duda quien acusó los efectos de inmediato  fue la empresa del transporte, la ausencia de alumnos y profesorado en las aulas es la principal causa de que poco a poco las ganancias se han convertido en pérdidas.

Y ahora resulta que con el nuevo semáforo rojo que mucha gente debe acatar a partir de este fin de semana, la movilidad se verá reducida al máximo, situación que tiene en zozobra a permisionarios y operadores y sus familias.

Lo que entra de su actividad no alcanza, la cuenta del día no sale y las restricciones sanitarias son cada vez más duras porque se considera al servicio del transporte un foco de infección.

Las propias condiciones de hacinamiento y sobre todo la falta de obediencia solo para utilizar dentro y fuera de las unidades es evidente, sobre todo en las comunidades rurales donde a estas alturas familias enteras siguen viajando sin el esencial cubre bocas.

Tan solo en esta la primera quincena del 2021, ha sido evidente la fluctuación en el precio de los combustibles, el aumento en el costo de las refacciones, la invasión de rutas, la inseguridad tienen contra la pared a los empresarios del transporte urbano y suburbano de Tlaxcala.

Una y otra vez los líderes del transporte han solicitado un aumento a la tarifa mínima de 6.50 pesos, pero de nada han valido los argumentos y los transportistas advierten que no pueden aguantar más esta situación

Hugo Salado del Razo, Indalecio Saucedo y Luis Texis Hernández dirigentes de la Coordinadora Estatal del Transporte (CET) y de la Unión por la Defensa de los Transportistas del Estado de Tlaxcala (UDET A.C.), han insistido desde inicios del mes de enero para que autorice la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (Secte) a que aumente la parada mínima pase de 6.50 a 8.00 o 8.50 pesos.

Texis Hernández dijo que la unión que encabeza representa a casi 70 rutas de Tlaxcala, entre ellas las de Xaloztoc, 14 en Calpulalpan y en Tetla tiene 60 unidades, así como las zonas de Chiutempan, Tlaxcala, Panzacola y del oriente del estado.

Se dijo a favor del diálogo con las autoridades estatales, específicamente de la Secte, para abordar este tema.

“Estoy seguro de que el gobierno del estado nos va apoyar, que no habrá negativa, porque es un gobierno con visión y lealtad al pueblo de Tlaxcala, es cierto que van a resentir los usuarios, pero también es cierto que el sector transportista nos urge porque tenemos unidades cuyas letras son de 10 mil 500, 11 mil y hasta 14 mil pesos, es difícil mantenernos”, advirtió.

Reconoció que hay transportistas que están atravesando momentos económicos complicados, debido a que tienen créditos que están pagando por la renovación de sus unidades, lo que complica sus pagos y el llenado del tanque de gasolina para cubrir las rutas asignadas.

Luis Texis aceptó que esta pandemia está destrozando la economía de muchos sectores y familias de Tlaxcala, cuando meses atrás el Gobierno Federal aseguraba que no habría aumentos.

Hugo Salado e Indalecio Saucedo de la CET, coincidieron en señalar que los transportistas de Tlaxcala llegaron al límite de su capacidad, dijeron que con la tarifa de 6.50 ya no pueden sobrevivir y menos poder pagar sueldos y los abonos de las deudas por las unidades que adquirieron.

Pidieron que la autoridad local del transporte (Secte) tome en cuenta que en la recta final de la pasada administración, se realizó la renovación de 5 mil 195 unidades de transporte público de pasajeros, lo que representa el 94.4 por ciento del parque vehicular, con lo que ahora la población recibe un servicio de mayor calidad y seguridad.

El dirigente de la CET, Hugo Salado observó que la falta de empleo y el incremento en el precio de los productos básicos obligan a la población a utilizar menos el transporte colectivo para trasladarse a su trabajo o a la escuela.

Reveló que el número de usuarios del servicio colectivo de pasajeros ha disminuido alrededor de 80 por ciento, debido a la falta de liquidez en las familias.

Salado del Razo comentó que en la noche es más visible que las personas se transportan en bicicleta en lugar de usar el servicio colectivo. “Antes a las 22 horas todavía teníamos pasaje suficiente”, indicó.

Añadió que durante las mañanas también se observa una baja demanda del transporte público, lo que refleja que las circunstancias económicas de las familias son difíciles.

Asimismo, consideró que el desempleo debido a la pandemia y los salarios bajos afectan la economía de las personas, de ahí que prefieren sacrificar algunas necesidades para no descuidar otras que son básicas… COMO LA ALIMENTACIÓN.