• M.C.S Elsa Martínez Flores
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La población juvenil siempre se ha distinguido por una marcada rebeldía, sin embargo, de unos años a la fecha, la llamada generación Millennial se caracteriza por decepcionarse muy rápido, seguida de una conducta apática y actuar con cierta indiferencia ante ciertos acontecimientos.   

 Si les preguntas ¿Por quién votarás? Te dirán: no lo sé aún", "tal vez ni vote”, "todos los políticos son iguales”, “probablemente por quien me dé trabajo”, esas son las respuestas de quienes han nacido entre 1981 y 1993, nada fácil ahora para los políticos que deben convencer a un grupo cada vez más incrédulo.  

Se jactan y presumen de pertenecer a una generación “avanzada” a la cual difícilmente engañarán, sin embargo, son tan vulnerables, frágiles, pero a la vez, es un grupo muy buscado e importante para cualquier partido político.  

Pese a estas características, van a las calles y se manifiestan, aunque su fuerte no es esa trinchera, sino las redes sociales, desde ahí, libran sus “grandes batallas”, comentan, critican, aprueban o desaprueban y siguen hasta el cansancio a sus grandes “enemigos” y los rinden.  

Por ello, los partidos políticos, líderes de opinión, candidatos y una serie de personas que buscan afanosamente la aprobación, trata de convencerlos, de que son la mejor opción, porque saben que de esta generación depende en gran parte el éxito de las campañas.  

Estamos ante una conducta generacional que contagia para ser pro activos, a innovarse y estar a la altura de esas expectativas tan grandes como su vulnerabilidad, porque si fallas, no hay vuelta de hoja.  

Tan ignorados en años pasados, los jóvenes están de regreso, paradójicamente fuertes a la vez y sensibles, pero esta vulnerabilidad es su tal vez, su gran éxito, porque si un partido político los convence y logra que este grupo lo apoye significaría un éxito mayúsculo ante la actual crisis que el mundo vive.  

No hay que perder de vista que la generación Millennial busca afanosamente “algo”, desde soluciones hasta el reconocimiento, pero a la vez, entrega a una causa, sólo una advertencia: no los decepcionen porque con ellos, no hay segundas oportunidades.