• Héctor A. Villalba
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Hasta que por fin se comienza a poner orden en Tlaxcala, el gobierno estatal ha dado una muestra enorme de voluntad política y administrativa para atender dos problemáticas que, durante muchos gobiernos no fueron atendidas.

La primera, el anuncio hecho por las autoridades estatales a presidentes municipales sobre la urgencia de certificar a sus cuerpos policiales, como balde de agua fría les cayó la noticia de que, si se siguen haciendo mensos con este tema importante, sería considerado como daño patrimonial por parte de la autoridad fiscalizadora.

Vayamos por partes, los policías no capacitados son en realidad un riesgo para la seguridad pública, no dudamos que sean buenas personas con vocación de servicio, pero la capacitación y certificación es la que permite tener mejor equipamiento y una mejor capacidad de reacción; aplaudo esta decisión que obligará a los descuidados alcaldes, a hacer su trabajo.

Los presidentes municipales, se habían dedicado a comprar patrullas, chalecos, botas y uniformes, cosa que también se reconoce, pero debe ser prioridad la certificación policial, es un hecho que dará mejores resultados un policía que cuente con conocimientos, habilidades, y aptitudes para desempeñar su trabajo que uno que no cuente con estas características.

Es un reto enorme lograr la certificación total, pero es necesario contar con mejores servidores públicos que resguarden nuestra seguridad y la de nuestras familias. De lo contrario, veremos a muchos presidentes tronarse los dedos buscando al mejor despacho fiscal para no incurrir en daño patrimonial e irse a la inhabilitación y después al bote.