• Alfonso Sánchez Anaya
El tercer debate presidencial ha pasado a la historia, los ataques que se propinaron para darse muerte los hermanos políticos, son los clavos de los ataúdes que se clavan entre sí los del PRIAN. El horizonte oscuro e incierto de los viejos aliados los ha hecho caer en la autoflagelación, parece que gozan su dolor y lo comparten, se acusan, se amenazan, se autodestruyen.

Meade ha estado entrampado en la defensa a ultranza de EPN, su jefe político a quién le debe la candidatura, jamás fue capaz de deslindarse de él; como lo dije en otra colaboración, estuvo dispuesto de principio a fin a cargar con semejante losa, su debacle estaba anunciada por no desmarcarse oportunamente de tanta corrupción e impunidad. Antes y durante la campaña, se empezaron a multiplicar algunas de las cloacas más fétidas del gobierno de la República, que implican a varios de sus correligionarios y a él mismo como responsable u omiso ante verdaderos atracos a la Nación.

En el cuarto de guerra del priista, pensaron, hay que terminar con Ricardito y le damos la puntilla en el debate, vamos a enfocar fundamentalmente las baterías en su contra, en una de esas, nos colocamos en segundo lugar de la contienda y divulgamos nuestras encuestas “patito” para decir que caballo que alcanza gana. Estrategia modesta, más aún los resultados y demasiado tardía. El mundo se le vino encima a Meade, el pueblo está harto de los excesos de su grupo, no fue suficiente negarlo todo, quizá hizo falta crucificar a alguien de sus compañeritos con negro historial que vaya que abundan, para mostrar que era diferente, pero no, ni escucho ni vio nada como dijo alguna vez otro de sus padrinos.

El partido hasta ahora oficial, ante el infortunio electoral de su candidato presidencial, pretende desesperadamente salvar parte de los Congresos locales, presidencias municipales y una gubernatura quizá; es lo único que les queda para sobrevivir. Les servirán para agazaparse y tratar de reorganizarse para volver a competir en la próxima grande que piensan es de su propiedad y que están a punto de “robarles”, pero ya no tendrán el uso discrecional de los dineros públicos, como siempre lo han hecho, para cumplir sus funestas intenciones de postergarse en el poder. Habrá quien se morirá priista, otros cambiarán oportunamente de camiseta antes del olvido político total y unos más, los abandonamos hace mucho tiempo cuando decidimos no ser cómplices de sus tropelías.

Del hermano del PRI, el señor Anaya del PAN, queda por ver cómo resolverá el embate de su innegable “familia” política. Meade lo señaló como el único candidato que está indiciado, lo dejó mudo, desprotegido ante el uso faccioso del Ministerio Público Federal en su contra. Unos minutos antes del debate del martes pasado, al “Chico Maravilla” le sacaron un nuevo video en las redes, más extenso, pero con las mismas revelaciones, la misma basura de comportamiento que comparte con sus consanguíneos y tradicionales aliados.

¿Y el Peje? Disfrutando del espectáculo vergonzoso que dio el PRIAN en el debate, lanzando uno que otro misil mediático perfectamente dirigido, que da en el blanco con gran genialidad y precisión, hizo desaparecer las sonrisas fingidas de sus adversarios quienes se mostraron como “perros rabiosos”, sufriendo los mismos efectos de la enfermedad porque ven cómo se les va de entre las manos el presupuesto nacional, los moches y los negocios al amparo del poder a lo que se han acostumbrado.

Andrés Manuel no tenía que llegar a demostrar nada, ya habrá tiempo para definir perfectamente sus propuestas después del primero de julio y darlas a conocer por todos lados, lo ha prometido; los ejercicios demoscópicos más recientes, incluyendo la gran muestra publicada por la COPARMEX, le dan la tranquilidad de una ventaja inalcanzable como para no caer en provocaciones. AMLO salió avante en los tres debates, administra con inteligencia su casi segura victoria, solo queda la amenaza de la manipulación y la compra del voto que ya realizan los de la mafia del poder.

 PD: Esta vez, no les va a alcanzar el fraude electoral, el pueblo ha despertado.