• Reyes Ruiz Peña
La verdad no peca pero…

 

 

Pese a que el gobierno local ha intentado minimizar el problema, lo cierto es que hoy Tlaxcala atraviesa por una falta de placas vehiculares que ha originado malestar entre cientos de propietarios de automotores que intentan obtenerlas para poder circular por vías estatales y federales sin restricción alguna.

Si bien el problema de la escasez de placas metálicas se inició desde el pasado gobierno de MARIANO GONZÁLEZ , es en la administración de MARCO MENA que la situación se ha agravado casi al punto de la parálisis. Eso ha causando molestias e inconformidad entre quienes tienen la necesidad de tramitar un servicio que el gobierno local está obligado a brindar a la ciudadanía.

De hecho, la administración estatal está incumpliendo con el artículo séptimo del acuerdo mediante el cual se fijan las características y especificaciones de las placas metálicas -publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de septiembre del 2000-, que señala que la vigencia de las láminas es de solo tres años.

En la actual administración de MARCO MENA, como ya dije, esta situación se ha recrudecido, pues es constante el desabasto de placas para automóviles, motocicletas, camionetas y todo tipo de vehículos obligados a portar las láminas para poder circular de manera legal y contar con un código de identificación.

Podría pensarse que este asunto solo afecta a quienes poseen algún automotor particular para transportarse, pero no es así. La falta de placas es una invitación abierta para aumentar la impunidad en los delitos en que se utilizan vehículos para, por ejemplo, escapar de la escena del crimen o transportar mercancía robada.

Otro ejemplo creciente de delitos cometidos con unidades sin placas es el de las motocicletas, que se han convertido en el medio de transporte preferido por los delincuentes para perpetrar asaltos, asesinatos y otros delitos que, por desgracia, nos convierten en uno de los países más violentos del mundo.

No le parece, estimado lector, una contradicción que las propias autoridades estatales, y algunas municipales, implementen operativos para incautar motocicletas y motonetas sin placas de circulación cuando la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (Secte) no es capaz de cubrir la demanda de estas. ¿No es una injusticia y un abuso de la autoridad que se deba hacer un pago por “uso de grúa y corralón” para recuperar la unidad en estas circunstancias?

La autoridad puede alegar que para salir del problema se están expidiendo permisos temporales de circulación para los automotores, pero esto no resuelve el problema de fondo porque para los usuarios implica una reiterada pérdida de tiempo para hacer los trámites y porque esos permisos no sirven para circular fuera del territorio estatal.

Otro aspecto que también es digno de considerar es la baja calidad de las láminas, pues algunas de ellas se han deteriorado de tal manera que ya no es posible determinar los números y letras que les corresponde, dando una pésima imagen de lo que son las placas de circulación del estado de Tlaxcala.

A todo lo anterior se suma el hecho de que las delegaciones de la Secte ubicadas en Calpulalpan, Huamantla, Tlaxco, San Pablo del Monte y Zacatelco no operan de forma regular y eficiente, pues es común que a los usuarios se les remita a las instalaciones de Apetatitlán, Apizaco, Tlaxcala o Chiautempan para realizar sus trámites.

Se supone que las delegaciones son un mecanismo para acercar los servicios que ofrece la Secte a los usuarios y evitar traslados y gastos innecesarios, pero ni NOÉ RODRÍGUEZ ni JOSÉ LUIS RAMÍREZ parecen haber comprendido esto como titulares de esa dependencia. A pesar del reciente relevo y de que Ramírez Conde ya fungió como director de Transporte en la secretaría, la atención al ciudadano sigue sin ser digna ni eficiente.

Considero que la única explicación para que en la Secte no se esté brindando un servicio adecuado a quienes lo requieren es que tenemos un gobierno estatal inepto que no ha logrado cumplir con su responsabilidad en un asunto tan sencillo como este. 

Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.