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La intención es reducir los niveles de obesidad que actualmente registra el país y que tienen un alto costo.

Los nuevos impuestos a los refrescos y comida chatarra no servirán necesariamente para recaudar más dinero para las finanzas públicas del país, sino para cambiar los comportamientos alimenticios de la población y así ayudar al sistema de salud y a reducir los altos niveles de obesidad de México.

Lo anterior lo dijo Miguel Messmacher, subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

En entrevista con el diario 24 Horas, el funcionario también reiteró que la dependencia podría volver a reevaluar sus pronósticos de crecimiento para este año, luego de que Banco de México (Banxico) revisó a la baja sus previsiones para el 2013.

–Banxico revisó a la baja otra vez el crecimiento del país para este año. ¿Qué opinión tiene sobre esto?

–Tanto Banco de México como Hacienda van revisando cada tanto sus previsiones de crecimiento. Nosotros estamos guardando cualquier ajuste a nuestras proyecciones de crecimiento para los momentos en que sale el último dato del PIB. El dato correspondiente al segundo trimestre del año, lo cual fue a mediados de agosto, fue cuando nosotros publicamos nuestro último pronóstico. Ese pronóstico se realizó para efecto del Paquete Económico, pero no estamos previendo hacer ajustes adicionales sino hasta que se dé a conocer el dato del PIB del tercer trimestre para lo cual todavía faltan alrededor de 10 o 15 días. Hasta ese momento, tomaremos una decisión de si mantenemos el pronóstico actual que tenemos o si se realiza algún tipo de revisión.

–Al principio del año, decían que el PIB de México iba a crecer un 3.5%, ahora será de alrededor de 1%. ¿Qué pasó?

–Hemos tenido algunos temas idiosincráticos propios de la economía mexicana. En primer lugar, es el cambio normal que se da durante cada año de transición, cuando tienes un cambio de gobierno, donde la estacionalidad del gasto va cambiando con respecto a años más normales porque el presupuesto se aprueba más tarde, porque entra una nueva administración y eso típicamente genera cambios en la estacionalidad del gasto público.

“Lo que hemos visto en el caso de México es un entorno internacional más débil y eso se ha visto también condicionado por algunos factores domésticos. Por ejemplo, estos cambios en el calendario del gasto público puede ser que hubiesen llevado a un crecimiento un poco más moderado durante el primer semestre del año, nosotros esperamos que el gasto público vaya a tener una contribución importante durante el segundo semestre”.

–La reforma fiscal ha sido criticada por distintos sectores de la sociedad. Muchos analistas afirman que es insuficiente para las necesidades del país. ¿Realmente va a funcionar para los planes que tiene el gobierno?

–El crecimiento en impuestos que estamos esperando es de 1% del PIB en 2014. Nosotros esperamos que se incremente hasta cerca del 2.5% para 2018. Creemos que es una reforma hacendaria importante que sí va a llevar un fortalecimiento en el sector público. Estamos esperando que de manera conjunta entre los resultados de la reforma hacendaria que nos va a permitir aumentar los niveles de inversión, destinar más recursos a salud, a educación, a eso le sumas el déficit contracíclico que se está proponiendo para el próximo año de 1.5% del PIB. En este contexto, creemos que debemos de estar observando una aceleración importante del crecimiento para el próximo año y nuestro pronóstico para el 2014 es un crecimiento de 3.9%.

–Muchos analistas dicen también que va a afectar directamente a los más pobres y a la clase media…

–Nosotros creemos que eso no es correcto. Van a empezar a aumentar las tasas con respecto a lo que teníamos antes para individuos que tengan ingresos por arriba de 750 mil pesos al año. Ahí va a ser un incremento moderado para estas personas y eso representa el 0.05% de los asalariados del país. Para más del 99% de los asalariados en México, los cambios en la tasa de Impuesto sobre la Renta no van a tener absolutamente ningún efecto sobre sus ingresos disponibles.

–Pero los demás impuestos que se aprobaron podrían afectar directamente a la población por lo que consumen, como el impuesto de un peso sobre los refrescos y el de 8% sobre la comida chatarra…

–Son impuestos que buscan cambiar comportamiento y donde claramente tienes sustitutos. Si una persona en lugar de comprar un refresco compra un refresco de dieta o una botella de agua, no está pagando el impuesto. Es muy sencillo para los individuos modificar ligeramente sus patrones de comportamiento con eso tener los efectos positivos que busca tener la reforma desde el punto de reducir la obesidad y donde muy fácilmente pueden evitar cualquier afectación a su bolsillo. El objetivo de esos impuestos no es tanto recaudar, sino estar generando cambios de comportamiento.

–Se contrajo un déficit para los próximos dos años que aumentará aún más la deuda del país. ¿Qué plan tiene el gobierno federal en ese sentido?

–El déficit que se está proponiendo es un déficit que nosotros vemos como moderado y como un déficit temporal. En ese sentido, es un déficit que vemos como un instrumento contracíclico, no como un instrumento para intentar llevar a un crecimiento mayor a largo plazo, sino es algo para intentar suavizar un entorno internacional débil. El déficit que se propone es de 1.5% para 2014, luego se prevé que el déficit vaya bajando. Va a bajar a 1% en 2015, a 0.5% en 2016 y  regresas a un presupuesto equilibrado en 2017. Va a ser un déficit estrictamente temporal y moderado.

-¿Qué implican estos déficits para la deuda pública?

–Nosotros prevemos que la deuda pública sí aumentará en 2014 y 2015 pero de forma moderada y ya después, en la medida que baja el déficit y que se observa un crecimiento económico, la razón de deuda a Producto Interno Bruto debe de empezar a disminuir a partir de 2016. Para 2018, terminaremos con un nivel de deuda más bajo que el que tendremos en 2014. Creemos que la propuesta no implica el que vayamos a tener ningún tipo de problema de sobreendeudamiento.

Deja Calderón deuda en la Secretaría de Salud

En 2012, año electoral y el último del sexenio del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, el gasto en comunicación se disparó en la Secretaría de Salud.

Ahora esa dependencia arrastra una deuda de 322 millones de pesos con 260 medios de comunicación, por campañas publicitarias contratadas en el sexenio pasado que no fueron pagadas.

En 2012, Salud elevó su presupuesto para campañas hasta llegar a los 2 mil 773 millones de pesos, de acuerdo con el informe de gasto ejercido en comunicación social por parte del Gobierno federal, según publica hoy el periódico Reforma.

Ello pese a que, en 2012, la Secretaría de Salud ejerció, en el mismo rubro, mil 884 millones de pesos.

Aun así, la dependencia dejó un adeudo de 322 millones, el cual fue reconocido en el acta de entrega-recepción de la pasada Administración federal.

La entonces directora de comunicación social, Claudia Solís Beltrán, explicó en ese documento que el 12 de diciembre de 2012 solicitó una "ampliación presupuestal", que entonces era de 316.9 millones.

La intención era cubrir la presión de gastos derivada de la difusión de campañas. Pero, hasta el final ese año, Hacienda no le había dado respuesta.

Este año, Hacienda le respondió al sucesor de Solís Beltrán, Carlos Sandoval Leyva, que no había recursos para solventar los pagos.

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