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  • Luis Castillo
En el festejo corrieron las bebidas embriagantes, funcionarios más ocupados en el brindis por el festejo que por la ciudadanía

Al Ritmo de la “Tracalosa de Panotla” el alcalde de éste municipio Saúl Cano Hernández se aventó un duelo de canciones con personal de la presidencia debido al festejo del onomástico de la presidenta honorifica del DIF, evidenciando ante la ciudadanía la ostentosidad y aunque el festejo fue al interior de su domicilio escandalizó con los vecinos por la voz mal afinada de sus acompañantes.

Este festejo dio inicio en la tarde de ayer, hecho denunciado por vecinos que tuvieron que soportar las desafinadas voces de los ahí presentes incluida la del alcalde, a quien acusaron de no trabajar pero festejar con singularidad alegría en un evento en donde se presume el licor correría a raudales.

Una persona allegada a Saúl Cano que se encontraba al interior del festejo aseguró que sólo los más cercano colaboradores del edil fueron invitados a festejar a su esposa en una comida que se transformó en una tarde- noche bohemia en donde hasta el alcalde mostró su sencillez al ser él de manera personal quien asistía con los “pomos”, ya que vecinos dijeron que se le vio descendiendo de una vehículo botella en mano acompañado de sus ayudantes que llevaban otros enseres, entre ellos los hielos.

Aun cuando no existe el grupo “La Tracalosa de Panotla”, uno de los asistentes en evidente estado de ebriedad aseguró cantar al “ritmo de la Tracalosa de Panotla”, funcionarios que en gran parte se encontraban más que alegres junto a la pareja real de este municipio.

Los vecinos dijeron “es una lástima que hayamos votado por este tipo, según es muy estudiado pero nos ha dejado decepcionados, Saúl ya se olvidó de ser sencillo y ahora hasta su calle adoquina y no se preocupa por otras que están en peor estado, lamentamos que tengamos un presidente alegre para las fiestas y pendejo para el trabajo, ni modo cada trienio nos pasa lo mismo”.

Los comentarios corrieron en torno a que fue muy evidente la fiesta del alcalde y la constante presencia de patrullas para cuidar los vehículos y la casa en donde alegremente funcionarios degustaban de una merecida dotación de licor acompañado de un mal gusto para cantar las clásicas canciones rancheras que tanto gustan a quienes se pasan de bohemios.

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