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Pobladores del municipio de San José Teacalco y policías estatales se enfrentaron esta mañana, tras una movilización ciudadana para demandar mayor seguridad pública luego del ataque sexual que en fechas recientes sufrió una menor de edad.
Vecinos irrumpieron este miércoles de manera agresiva en la Presidencia Municipal, incluso con el uso cohetones a modo de proyectiles para ejercer presión, por lo que fue necesaria la presencia policiaca estatal para contener los ánimos.
Unos 60 ciudadanos reclamaron a la administración que encabeza el perredista Habacuc Gómez Sanluis, con una concentración que inició a las 9:00 de la mañana que en principio era sostener una reunión de él con los inconformes, la cual no se concretó.
Entre exigencias de justicia y mayor eficiencia policiaca, los pobladores demandaron que se esclarezca el atentado sexual en comento que tuvo lugar el pasado 28 de diciembre en la Quinta Sección, caso que ya se encuentra en manos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Debido a que la tensión de la situación, tuvo que ser necesaria la presencia del director de Gobernación Estatal, Joaquín Flores Nohpal, quien acompañado por policías estatales, intentó generar el diálogo para llegar a un acuerdo y evitar la violencia.
No obstante, los gritos acompañados de insultos a las autoridades presentes continuaron y en recriminación al Ayuntamiento por la falta de seguridad, lo que derivó entonces en empellones y jalones entre civiles y funcionarios.
Esa situación se prolongó varios minutos y alrededor de las 10:00 horas se comenzaron a quemar varios artefactos explosivos que fueron lanzados a los guardianes del orden, quienes se guarecieron dentro de la alcaldía.
De acuerdo con versiones recogidas entre lugareños, la inconformidad radica en que la Dirección de Seguridad Pública Municipal se encuentra acéfala y los policías municipales no han pasado los controles de confianza, que los pone en un grado de indefensión grave a la población.
Hacia las 10:40 horas, arribaron al lugar los primeros refuerzos de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) quienes ingresaron a pie hasta las inmediaciones de la Presidencia y de inmediato recuperaron el inmueble y dispersaron a los manifestantes con el uso de gas lacrimógeno.
Acto seguido, los pobladores se reagruparon y empezaron a agredir a los uniformados y las unidades oficiales, contra quienes descargaron proyectiles, como piedras, palos y otros objetos que iban encontrando a su paso, iniciando con una serie de refriegas en contra de los elementos de la CES.
Después llegaron más granaderos reforzados por policías de municipios vecinos, así como cuerpos de bomberos y la Cruz Roja, los cuales no pudieron ingresar hasta el centro de la población debido a que fueron colocadas barricadas en algunos cruces.
La tensión aumentó cuando se comenzaron a tocar las campanas de la iglesia principal para convocar a más ciudadanos, al tiempo que en el epicentro del problema se realizaban intercambios de insultos contra las autoridades municipales y estatales.