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Carta al ex gobernador del Estado Libre y Soberano de Tlaxcala

Sirva esta carta para recordar el 34 aniversario de su muerte. Hoy, como usted entenderá, hay cosas que han evolucionado desde su despedida.

Seguro estoy, aludiendo a García Márquez, que si por un instante Dios le regalara un trozo de vida, posiblemente le daría otro valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Si Dios le concediera un espasmo de vida don Emilio, dormiría mucho menos de lo que hizo durante su mandato, y soñaría con ver a Tlaxcala más próspera y contenta. Andaría cuando los demás se detienen y despertaría cuando los demás duermen porque sabría que dormir otros 34 años y dejar de ver al pueblo que lo necesita, no podría dormir tranquilo.

Si Dios le regalara un trozo de vida, iría a su propio evento luctuoso aquí en Apizaco, pero iría vestido sencillo, pues usted sabe de la gente que lo acompaña, allá del otro lado de la banqueta.

Si Dios le devolviera su corazón, mi querido don Emilio, le escribiría a sus adversarios sin odio y esperaría a que saliera el sol. Pintaría junto a Ahuatzin un sueño de ver a su estado en los primeros lugares de desarrollo y regaría con sus lágrimas el Zahuapan, para quitarle a las pocas plantas, el dolor de sus hojas penetradas por los químicos industriales.

Si tan solo tuviera un trozo de vida, seguro estoy Lic. Sánchez Piedras... No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiere, que la quiere. Convencería a cada mujer u hombre que habita esta tierra de hombres mansos y reses bravas, sobre el significado del desarrollo para todos, es decir, desarrollo para todos sin distingo y viviría enamorado del amor.

A los hombres, les probaría cuán equivocados están al pensar que dirigir un pueblo con soberbia y autoritarismo lo único que se logra es ahondar el resentimiento entre los suyos. A un niño le daría educación para la vida, le enseñaría a leer libros clásicos, pero le dejaría que él solo amara las siglas del nombre de su gobernante.

A los viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Les daría su lugar, sin perseguirles, sin quitarles su pensión construida en toda su vida laboral. Les construiría un hogar para dejarse de sentir "presos" de su propio aspirante a compañero.

Hoy lo sabe don Emilio. Todo el hombre que aspira a trascender y quiere vivir en la cima de la montaña, debe aprender a servir a los demás y no servirse de ellos. Los discursos, como los que usted daba, usted sabe que son gritos sordos cuando la realidad ha sido rebasada por las simples palabras.

Es en lo único que puedo coincidir con el ex pupilo suyo y que hoy aspira a ser el 1% de su imagen y semejanza: dijo que con su ejemplo, Sánchez Piedras "nos demostró que en política la intención no sirve y no tiene valor si no se ve acompañada de un testimonio que le dé vida".

Hoy la vida política, económica y social de Tlaxcala, dista mucho de ese testimonio de la gente. Quizá haya sido buena la intención pero aun así no sirvió de nada cuando quien debería seguir el ejemplo de su legado, nos ha puesto en el último lugar de sus prioridades y su tiempo se ha agotado.

No decirlo en su aniversario mi estimado don Emilio, seria no querer a Tlaxcala.

Sinceramente

C. Guadalupe Atriano

Comunidad El Cerrito, Apizaco

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