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  • Mónica Ventosa | Mediatik
Emprendió un viaje no solo para conocer el otro lado del mundo, sino para un cambio total de su vida.

La pasarela que inició Andrés Caballero hace 14 años, aún no termina. Entonces emprendió un viaje no solo para conocer el otro lado del mundo, sino para un cambio total de su vida.

Inició el cambió con el siglo en el año 2001. Atrás dejó su pequeño pueblo Nativitas en Tlaxcala, por buscar fortuna en la cosmopolita Milán en Italia.

Dejó  además muy atrás las críticas y discriminación, todo por cumplir el sueño de ser modisto.

Nacido en 1981, ahora es la mente creativa detrás de la marca San Andrés Milano.

Su primera colección la presentó en febrero del 2006 durante la semana de la Moda de Milán, Italia.

Seis años después, en 2006, fue de los finalistas del prestigioso proyecto Who Is On Next? 2012, organizado por la revista Vogue. Además cuenta con triunfos en  concursos de Vanity Fair.

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Ahora cantante italiana Laura Paussini utiliza constantemente sus modelos, algunos de ellos en La Voz México y hasta el la boda de su colega Eros Ramazzoti.

Muy atrás y sepultado quedó el sueño que tuvo de niño de ser sacerdote católico, pero no tanto por lo religioso, sino por la atmosfera estética de los templos.

En medio del glamour, aun piensa en su pequeño pueblo Nativitas, el que no ha cambiado nada, por lo que ahora quiere ayudar a quienes menos tienen.

En la entrevista, su mirada se pierde en el infinito varias ocasiones, sobre todo cuando rememora lo vivido.

Solo sus palabras y pensamientos son interrumpidos por carcajadas originadas por bromas o por la degustación de la cerveza y paella.

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La pasarela de la vida

En el 2001 el futuro de Andrés Caballero, era totalmente incierto, cada paso que dio y metro que avanzó hacia Milán, era una cita con el destino, siempre impulsado por el sueño que se forjó desde niño.

Desde la primera semana que llegó a Italia conoció a Alessandro, su actual pareja. Tal vez fue en ese momento que cambió su vida, al recibir el empujón que necesitaba, lo reconoce.

Fue en 2001 cuando inició el gran viaje de su vida, ya soñaba en grande, en desfiles y glamour.

La satisfacción ha borrado poco a poco los años duros de discriminación y críticas a su sueño.

Ahora la lucha es distinta, es por llegar a la élite mundial de las modas. El primer pasó está dado en la enorme escalera hacia la cumbre.

Su primer enamoramiento fue con las telas, los hilos, dobleces y gises, le surgió desde que era pequeño de cinco años, cuando veía a su abuela hacer alguna confección.

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La primera reacción de sus familiares y vecinos cuando les comentó sus sueños de modisto, fue un discriminatorio: “eso es para mujeres, eso no lo hacen los niños o eso no lo hacen los hombres”, recuerda con la mirada perdida.

Sin embargo, sus recuerdos se centran en el apoyo que recibió de dos mujeres que siempre lo apoyaron: su abuela, madre, quienes lo vieron de manera positiva.

Su mamá fue la primera odontóloga de la comunidad rural de Nativitas en los años setenta del siglo pasado.

Su abuela sacó adelante sola a sus hijos, luego de que su marido era el típico macho, borrachito y golpeador.

Sus dos hermanos ya los ve poco, uno fisicoculturista en Guerrero y su hermano menor, es ingeniero en audio.

Su padre no solo se separó de su madre, sino de sus mismos hijos, luego de sufrir un problema de neurosis, motivo por el que llega a vivir a los 12 años a Tlaxcala a raíz del rompimiento, proveniente de Guerrero.

Su segundo enamoramiento fue al ir creciendo, cuando le llamó la atención la atmosfera religiosa que guardan los templos.

Además de crecer entre reuniones de sacerdotes con su madre sumamente católica, hizo que por su mente pasara la posibilidad de ir a la religión.

Pero ser sacerdote para Andrés, implicaba no solo lo religioso, sino el misterio, estética y glamour de ese mundo misterioso.

“Pero cuando me doy cuenta que soy un pecador lo dejé”, soltó la carcajada al recordar que finalmente desistió en ese deseo que tuvo hasta los 15 años.

“Ahora amo mi trabajo, es complicado con muchos sacrificios, cuando trabajas en algo que te gusta te impulsa, en el camino he conocido a mucha gente que me ha apoyado, estoy muy agradecido

-¿Cuándo saliste por primera vez a Milán, te imaginabas así en 14 años?

-No me lo imaginaba así, me imaginaba una pasarela, sabía que tenía que trabajar mucho y sigo trabajando mucho.

-¿Cómo te lo imaginabas?

-No sabía cómo y a dónde iba a llegar- al decir que no ha llegado a su tope.

-¿No te sientes consagrado?

-No absolutamente no, hay mucho trabajo, solo llevo dos desfiles en Milán, que llegar a ese nivel es importantísimo.

-¿Qué tan difícil es llegar a eso?

-Diez años de trabajo- dice tajante.

Las mieles del éxito

 

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Por medio de la oficina de relaciones públicas, promociona su trabajo, al presentar los vestidos a los famosos, mediante un envío, aunque nunca los haya visto de frente.

Ahora viste no solo a Laura Paussini, sino a importantes empresarias italianas en su mayoría y a bloggers como Dear Milano, considerada una de las más afamadas en el país de la bota europea.

El nacimiento del nombre de la marca nació de la casualidad al ir cruzando la calle San Andrea en Milán, acompañado de su pareja y socio Alessandro Moneta.

De ahí surgió San Andrés Milano, nombre que encadena lo religioso latinoamericano y el glamor italiano.

Ahora una camisa de esta marca va desde los 4 mil pesos, hasta un vestido 20 mil pesos con materiales como casimir, lana, camello y telas italianas.

La distribución ha llegado hasta Japón, Corea, China, Kuwait, Dubai, en distintas boutiques en las llamadas Select Shop, donde se combina San Andrés Milano con Burberry, Versacce u otra marca de renombre mundial.

“Y es que la tendencia mundial no es vestirse totalmente de una marca, sino combinarse las vestimentas entre varias”, explica.

El regreso a los origenes

Andrés Caballero, ha regresado a Nativitas y lo decepciona que nada ha cambiado. Esto ha originado que piense formar una fundación para apoyar a la pobreza de su pueblo taxcalteca.

“Me costó salir de mi pueblo, me da mucho dolor regresar después de 15 años y está en las mimas condiciones, exactamente igual. Creo que hay mucha creatividad y talento que impulsar, simplemente hace falta guiar”

Se buscaran becas y convencer a los padres en apoyar a sus hijos, pero el proyecto aún es un embrión, como el mismo lo señala.