• Salud
  • Pedro Sierra
El gobierno estatal prefiere gastar en el estadio que en la salud reclaman familiares de enfermos renales

El poco interés de la moderna gobernanza en el área de la salud, provocó que se suspendiera la hemodiálisis a enfermos renales que son atendidos en el Hospital General de Tlaxcala (HGT) de la Secretaría de Salud (SESA), poniendo en riesgo la vida de los pacientes que acuden a este servicio en esta dependencia debido a que carecen de seguridad social, lo que causó el enojo de los familiares de los afectados por las omisiones del secretario, Alberto Jonguitud Falcón.

Mientras el titular de la SESA importado de la tierra de los pastes, vive en hoteles y como en restaurantes de lujo con cargo al erario público de los tlaxcaltecas, son varias semanas que en el HGT no se compran los solventes con los que se da mantenimiento a las máquinas encargadas de llevar a cabo el proceso de hemodiálisis, por lo que el riesgo de una nueva epidemia estaba latente.

Fueron varios casos en los que los enfermos renales se infectaron por la falta de mantenimiento del equipo de hemodiálisis, todo por la situación burocrática que prevalece en la SESA y que no le importa al hidalguense ni a si jefe que lo trajo a laborar a la entidad por una orden del entonces Secretario de Gobernación a nivel federal, Miguel Ángel Osorio Chong.

No es la primera vez que ocurre esta situación que la administración estatal que encabeza, Marco Mena Rodríguez prefieren esconder, por lo que los familiares de los enfermos renales exigieron al titular del Poder Ejecutivo que no deje a su suerte a sus enfermos y se eviten infecciones que pongan en serio riesgo su vida.

Esta es una de las diferentes anomalías que existe en el HGT y en el resto de los nosocomios de la entidad en los que hay más personal administrativo que médicos y enfermeras que se enfoquen en el cuidado de la salud, todo esto gracias a la insensibilidad de las autoridades y la permisividad a una líder sindical como Blanca Águila Lima.

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