• Seguridad
  • Luis Castillo
Pese a los intentos de la gobernadora de apaciguar los ánimos prometiendo apoyos

El malestar es general entre el personal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana luego de los hechos que llevaron al linchamiento y muerte de dos policías en el municipio de Zacatelco.

Tras las promesas realizadas sobre un bono de 500 pesos, el aumento de salarios, uniformes nuevos el personal que se encarga de la seguridad de estado se percibe descontento y desconfiado luego de la tropelía de malas decisiones que han puesto a personas que son identificadas en reiteradas ocasiones por actos de corrupción e incompetencia, develando la red de favores y compadrazgos que parecen determinar quién ocupa qué puestos en la SSC.

Como siempre en la lista sale Ángel Zamora Ibarra por el pésimo estado en el que atiende la dirección de Vialidad y Caminos, que ha permitido, cuotas mediante, que las redes tráfico, robos y secuestros circulen con impunidad por Tlaxcala.

Mención también para el titular Alberto Perea Marrufo, quien solapa todos estos comportamientos que tienen al estado con una de las peores crisis de seguridad en los últimos años.

Para muestra se denota la nula atención con la que se ha dado seguimiento a la baja de los policías caídos en funciones en Zacatelco, a cuyas viudas se les hace pasar por trámites engorrosos y descorazonados para firmarles un vale de no adeudo, cobrándoles la pila de un radio, para liberarles los fondos que les pertenecen por derecho.

Insensibilidad, corrupción, amiguismo e ineficacia son los principales identificadores de esta administración en materia de seguridad.