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  • Lucía Pérez
Consideró que en la actualidad no es necesario inventar otras normas.

El filósofo italiano, Michelangelo Bovero, se negó a aceptar la hipótesis de que los derechos fundamentales y la democracia no tengan futuro, por el contrario, consideró que tienen un presente muy precario o debilitado y que para fortalecerlos no se deben inventar otras normas sólo contar con la voluntad política de aplicarlas.

Lo anterior fue parte de la conferencia magistral denominada  “Derechos débiles, democracias frágiles. Sobre el espíritu de nuestro tiempo” que dictó este día en el Salón de Plenos del Poder Legislativo local, a invitación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) y el diputado local Serafín Ortiz Ortiz.

Ahí, el filósofo italiano explicó que la democracia constitucional ha sido fuertemente atacada y erosionada, actualmente parece lesionada  y deslegitimada como si la época de los derechos y de la democracia hubiese perdido su inspiración, su propia alma como si el espíritu del tiempo soplara hacia otra dirección.

Los derechos fundamentales, se han revelado como derechos débiles, incapaces para afrontar la ofensiva  de la ideología dominante y triunfal del neoliberalismo, identificado por un gran personaje de la izquierda de la cultura turinesa como la ideología totalitaria de nuestro tiempo.

Aun no ello, consideró que en la actualidad no es necesario inventar otras normas, para hacer respetar tanto los derechos fundamentales como la democracia en sí, sino que “es necesario la voluntad política de aplicar las normas que ya existen”.

Para ello, expuso que los ciudadanos –más que señalar lo que debemos hacer, requerimos saber qué es lo que no debemos hacer- “no tenemos que dejarnos atrapar en las sirenas de varios populismos”, tomando en cuenta que todo populista es un demagogo,  pero no todo demagogo es un populista.

En ese sentido, explicó que el populista usa los recursos retóricos de los demagogos para suplantar el régimen democrático a nombre del pueblo. Su pretensión es instaurar el gobierno omnipresente de uno, cercenar libertades, asfixiar la pluralidad, dislocar los controles.

Sin embargo, el doctor en filosofía, indicó que “se resiste a creer a  la hipótesis de que derechos y democracia no tengan futuro, tienen un presente muy precario muy debilitado y la conciencia difusa es esa que no haya nada que pueda estar en su lugar varias corrientes de pensamiento no hablan de algo distinto sino de post-democracia, algunos de contra-democracia pero no pueden menos que dos conceptos de dos fenómenos aunque debilitados de esta gran construcción de la cultura occidental”.

 

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