- UAT
PONENCIA DEL DOCTOR ENRIQUE FERNÁNDEZ FASSNACHT, SECRETARIO GENERAL EJECUTIVO DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE UNIVERSIDADES E INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR, EN EL 56 CONGRESO NACIONAL DE CIENCIAS FISIOLÓGICAS. 3 DE SEPTIEMBRE DE 2013, TLAXCALA.
Estimados participantes de la mesa;
Apreciados investigadores y estudiantes;
Señoras y señores:
Agradezco la invitación para participar en este Congreso Nacional de Ciencias Fisiológicas, uno de los espacios de comunicación científica y de diálogo profesional más relevantes de nuestro país.
Celebro que los organizadores decidieran incluir un simposio sobre perspectivas laborales actuales de los estudiantes graduados en México. Es este, sin duda, uno de los grandes temas de la agenda de investigación científica y de formación de recursos humanos en nuestro tiempo. Es un tema que debe entenderse como estratégico para el desarrollo del país pues, como sostendré en esta ponencia, es fundamental no sólo realizar acciones para que cada vez más jóvenes mexicanos tengan formación de posgrado, sino que debemos asegurar que los graduados tengan horizontes idóneos para la realización de sus carreras profesionales.
En tal virtud, felicito a la doctora Gabriela González-Mariscal Muriel, presidenta de la Mesa Directiva de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas y a los doctores Carlos Beyer y Alonso Fernández por su interés en esta fundamental temática.
Para la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, la ANUIES, es muy estimulante aprender de agrupaciones como la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas. Para quienes se dedican al desarrollo de las ciencias biológicas y médicas en nuestro país, esta Sociedad es un referente de primer orden. Lo es también para quienes estamos abocados a la construcción de una nación en la que la educación superior, la investigación científica y tecnológica, así como la innovación, sean auténticas herramientas de desarrollo, bienestar, sustentabilidad, paz y democracia para todos los habitantes de México. Mis felicitaciones por ello.
La ANUIES, desde hace más de sesenta años, está dedicada al diagnóstico de la educación superior en el país y a la formulación de propuestas para su mejoramiento continuo, atendiendo todos los aspectos que intervienen en este nivel educativo, lo que incluye la formación de posgrado. La investigación científica es también una de las grandes ocupaciones en la agenda de trabajo de la ANUIES, pues sin una estructura científica bien diseñada y funcional, el país definitivamente se mantendrá en la retaguardia de la sociedad global del conocimiento.
Los programas de posgrado, destacadamente los de doctorado, constituyen el punto de unión entre la formación académica y la investigación científica y tecnológica. Pero es muy claro, y ustedes seguramente estarán de acuerdo, que no basta contar con muchos doctores para que un país obtenga beneficios de la formación académica de alto nivel. Es necesario que esos doctores estén ocupados en actividades vinculadas a su formación científica para que ello ocurra.
En ese sentido, los temas de esta mesa invitan a una reflexión colectiva respecto a las perspectivas laborales de los egresados de estudios de posgrado. En esta ponencia quisiera dejar planteada una pregunta: ¿México tiene capacidad de absorción de los recursos humanos altamente calificados en ciencias? La respuesta es todas luces negativa. No contamos en el país con la capacidad instalada para asegurar a todos los egresados de especialidades, maestrías y doctorados espacios laborales acordes a sus perfiles profesionales.
Pero como todo en la vida, la situación actual a la que remite la pregunta no es, ni debe ser, destino inquebrantable. De todos nosotros depende que la situación cambie para bien del desarrollo científico y tecnológico de nuestro país. A ese cambio de perspectiva, que puede representar un cambio de realidad, están dedicados los temas que a continuación comparto con ustedes.
Para contribuir a la necesaria reflexión colectiva sobre estos fundamentales temas, mi participación en este Simposio está divida en dos grandes apartados. En el primero mostraré muy esquemáticamente algunas de las características actuales de la situación respecto al posgrado en México y las rutas de trabajo que pueden identificarse entre los egresados. En el segundo expondré algunas consideraciones que, desde la ANUIES, entendemos como prioritarias para asegurar la empleabilidad de los egresados de posgrados en ciencias en nuestro país.
Entremos en materia.
En México, el número y calidad de programas de posgrado se ha incrementado notablemente desde hace al menos tres décadas. Actualmente, la inmensa mayoría de las instituciones de educación superior públicas y muchas particulares cuentan con programas de especialización, maestría y doctorado en áreas científicas relevantes y pertinentes.
Asimismo, han proliferado redes de posgrado, de investigación y de vinculación entre la academia y los sectores económicos, al mismo tiempo que se han extendido las relaciones de colaboración entre científicos mexicanos y sus pares en muchos países del mundo.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y las instituciones de educación superior y de investigación, han realizado esfuerzos encomiables por hacer de la calidad y de la pertinencia los aspectos clave de cientos de programas de posgrado en todo el país.
No obstante estos logros, subsisten problemas de enorme importancia. Uno de ellos es la todavía baja matrícula en ciencias a nivel licenciatura, lo que influye en el ingreso a los posgrados en áreas como las ciencias naturales y exactas y, en menor medida, en las de la salud. En 2012, la matrícula a nivel licenciatura en esas áreas fue de 5 y 9 por ciento respectivamente, mientras que en disciplinas de ciencias sociales y administrativas fue de 42 por ciento.
Entre el año 2000 y el 2012 se graduaron de programas de doctorado, en todas las áreas, 28 mil personas. De ese total, dos de cada diez lo hicieron en programas de ciencias naturales y exactas y uno de cada diez en ciencias de la salud.
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el INEGI, el acervo de recursos humanos en ciencia y tecnología en México ascendía en 2011 a cerca de 10 millones 500 mil personas, de los cuales 643 mil, el 6 por ciento, contaban con posgrado. También para ese año, 2011, la población con estudios de posgrado en el área de ciencias de la salud ocupada en actividades de ciencia y tecnología era de poco más de 5 mil 600 personas en cargos directivos, cerca de 104 mil que se desempañaban como profesionales y otros cuatro mil como técnicos.
Por su parte, los Anuarios Estadísticos de la ANUIES muestran que en el año 2012 ingresaron a programas de maestría 58,622 personas y egresaron 53,814. De ese total, 4.5 por ciento ingresaron a programas de ciencias naturales y exactas y cerca de 4 por ciento a programas de ciencias de la salud.
A nivel doctorado, en 2012 ingresaron, en todas las áreas del conocimiento, poco más de 8 mil personas a programas de doctorado. De ellas, 12 por ciento lo hicieron en ciencias naturales y exactas y 6 por ciento en ciencias de la salud.
Un dato significativo es que, en el año 2011, siete mil 960 personas con posgrado estaban desocupadas, la mayor parte del área de ciencias sociales, mientras que en ciencias de la salud los desocupados eran 162 personas, lo que representa el dos por ciento de ese total. En este aspecto, la Academia Mexicana de la Ciencia indicó recientemente que “de cada 3 mil doctores que egresan al año en el país, sólo mil consiguen un empleo o la oportunidad para continuar con sus trabajos de investigación”. La escasez de oportunidades para los graduados de posgrado, como puede verse, es diferencial de acuerdo al área de estudios. En las áreas biológicas y de la salud los niveles de empleo son de entre 70 y 80 por ciento al egresar del posgrado, en gran medida gracias a la capacidad de absorción de los institutos de salud en el país.
La creciente, pero a todas luces insuficiente, inversión en formación de recursos humanos altamente calificados en nuestro país hace posible que actualmente contemos con poco más de 15 doctores por millón de habitantes en las áreas de ciencias exactas y naturales e ingenierías y de 16 en ciencias sociales, educación y humanidades.
Esa masa crítica, altamente calificada, no está siendo plenamente aprovechada por el país. Los expertos en esta materia han identificado problemáticas que a todos conviene tener en cuenta.
Una de ellas, de la mayor relevancia, es la aún existente “fuga de cerebros”. Aunque la información disponible en este ámbito es incompleta y fragmentaria, como indicó el doctor Rodolfo Tuirán hace algunos años, se estima que en Estados Unidos, por mencionar un ejemplo muy importante, radican alrededor de 110 mil mexicanos con estudios de maestría o doctorado. De acuerdo con esas estimaciones, por cada cinco personas con maestría y tres con doctorado residentes en México, hay otra en Estados Unidos.
Un número significativo de graduados de programas de posgrado que encuentran trabajo en México no cuentan con las condiciones adecuadas para desplegar todas sus capacidades profesionales. La precariedad laboral, la inestabilidad en el empleo e incluso el subempleo o la plena desocupación de posgraduados, siguen siendo una realidad que urge modificar. No podemos cerrar los ojos a situaciones como estas; no es aceptable que doctores en ciencias pasen años como profesores temporales de asignatura o como ayudantes de investigación. Es un desperdicio de talento que México no puede permitirse.
Finalmente, un factor que, en nuestro país, incide para que las perspectivas laborales de los egresados de los posgrados no sean todo lo alentadoras que deberían ser, es el escaso interés que históricamente han tenido diferentes empresas e industrias por construir nichos de investigación científica y tecnológica, que es sin duda uno de los destinos laborales de mayor importancia para los posgraduados en ciencias en otros países del mundo.
Frente a este panorama de claroscuros, en la ANUIES consideramos necesario que, como país, emprendamos un conjunto de acciones prioritarias para conseguir que en un plazo de tiempo razonable los egresados de los programas de posgrado cuenten con mucho mejores perspectivas laborales.
La primera de esas acciones es estratégica. Debe incrementarse sustancialmente la inversión pública y privada en educación superior, ciencia, tecnología e innovación. Pero como todos ustedes seguramente saben, no es suficiente con invertir más. Es necesario que esa inversión esté muy bien planificada y orientada a constituir un auténtico sistema nacional de educación superior, ciencia, tecnología e innovación.
Tal sistema nacional estaría en condiciones de dirigir las políticas públicas en estas áreas a través de la identificación de las múltiples problemáticas locales, regionales y nacionales, sin perder de vista las exigencias competitivas en nuestra sociedad global del conocimiento. En ello, los programas de posgrado deberán tener un papel protagónico, enfatizando la formación de científicos y tecnólogos con entrenamiento adecuado para la resolución de problemas, para la innovación y para la aplicación de conocimientos.
A su vez, debemos promover con mayor fuerza las vocaciones científicas en nuestro país, lo que significa revisar a profundidad los curriculums educativos desde el nivel básico hasta el superior. La vida científica es, ustedes lo saben bien, muy estimulante y llena de retos que, al superarlos, proporcionan grandes satisfacciones. Debemos comunicar mejor esa pasión por la ciencia a las nuevas generaciones.
Un tercer aspecto fundamental es concretar en el mediano plazo lo que algunos expertos han definido como “organización de la diáspora científica de México”. Miles de mexicanos con estudios de maestría y doctorado trabajan fuera del país, muchos de ellos lo hacen en actividades científicas y tecnológicas en importantes instituciones educativas, centros de investigación, laboratorios y empresas basadas en el conocimiento.
Los acelerados avances en comunicación e información hacen posible que, con voluntad y creatividad, se multiplique en México la colaboración entre científicos residentes en el país y mexicanos ubicados en diferentes partes del mundo. Las redes, los grupos de trabajo, los consorcios de investigación, entre otros muchos mecanismos de colaboración, pueden representar una valiosa oportunidad para ampliar el trabajo científico en nuestro país y abrir novedosas perspectivas laborales a los egresados de los posgrados en ciencias.
Un cuarto aspecto relevante para mejorar las perspectivas laborales de los egresados es consolidar el llamado modelo de triple hélice, que significa vinculación efectiva, colaborativa y corresponsable, entre gobiernos, instituciones de educación superior e investigación y los sectores empresariales para constituir nichos de investigación científica y tecnológica, con aplicabilidad real en diferentes ámbitos económicos, sociales y medioambientales.
Señoras y señores:
En México, como dije antes, experimentamos una especie de paradoja: formamos actualmente a un creciente número de doctores y maestros en ciencias, pero no estamos haciendo lo necesario para asegurarnos que esos maestros y doctores obtengan puestos laborales estables y adecuados a sus saberes y habilidades.
Es necesario, por lo tanto, que todos los actores involucrados en la educación superior, la ciencia, la tecnología y la innovación, desde las propias instituciones de educación superior, el sector empresarial y los poderes gubernamentales, asumamos el compromiso de constituir un auténtico sistema de producción y aplicación de conocimientos en nuestro país. Un planeación sistémica, con metas claras y compromisos ponderables, es la ruta correcta para asegurar la empleabilidad de los egresados de los posgrados de ciencias.
A ustedes, estimados estudiantes de posgrado, les corresponde prepararse lo mejor posible, abrir su mirada a las necesidades del país y a las exigencias del mundo, para de este modo ser los protagonistas de las muchas tareas que en México tenemos que realizar para posicionar a México exitosamente en el concierto global de las naciones y para contribuir al mejoramiento integral de nuestro querido país.
Muchas gracias por su atención.