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Altzayanca, Tlax.- El fundador y director del museo comunitario de este lugar, Oscar Guillermo Huacuja informó que se requiere un lugar especial para resguardar las piezas históricas y arqueológicas que se han rescatado.
Indicó que la administración municipal debe garantizar la seguridad y conservación de las piezas que se tienen y que registran diferentes etapas en la formación de la vida en esta región de Tlaxcala.
La colección rebasa las 600 piezas y provienen de al menos veinte sitios arqueológicos, que tienen su origen desde la época prehistórica, debido a que en Altzayanca hay petroglifos y restos de masto fauna.
De la época prehispánica se tienen vestigios de diferentes culturas, en especial del periodo clásico de la cultura teotihuacana, de las que se desprenden las piezas de cerámica.
Indicó que en el territorio del municipio se han detectado más de 40 asentamientos desde el periodo formativo, hasta llegar al momento prehispánico y quedaron dos sitios muy grandes e importantes.
Estos se denominan Xalaxco y Teteles de Ocotitla, que son sitios registrados y protegidos por el INAH, como zonas arqueológicas, se trata de una extensión de más de 60 hectáreas.
Al momento existen alrededor de 40 hectáreas, que se encuentran ya protegidas por el INAH, de este lugar se ha rescatado cerámica, pintura mural, restos óseos, escultura y cientos de elementos.
Destacó que se han rescatado restos de mastodonte, caballo, bisonte, lobo y tortuga, las piezas que se exhiben son de mastodonte y caballo.
Las piezas que forman la exposición de este museo, muestran la riqueza arqueológica de este municipio, así como la variedad cultural de los que la habitaron en tiempos remotos.
Con el proyecto de salvamento arqueológico desarrollado en Xalasco en el municipio de Altzayanca, se recuperaron 10 mil 774 tiestos, mil 526 fragmentos y artefactos de obsidiana.
Así como instrumentos de molienda y material constructivo que revela la forma de vida y entorno de las etnias que albergó el lugar durante el periodo 100 a 700 después de Cristo-
Lo anterior fue informado por la investigadora Linda Manzanilla Naim, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En un informe presentado tras las excavaciones realizadas en ese sitio arqueológico de Altzayanca, se desprende la identificación de 15 tipos cerámicos la mayoría de ellos de manufactura local.
Gracias a este informe se pudo ubicar que el periodo de ocupación en Xalasco fue entre el 100 y el 700 d.C.
Este trabajo permitió reconocer diversos elementos que indican una relación económica e ideológica con Teotihuacan, como figurillas, alineación arquitectónica similar al patrón teotihuacano, obsidiana verde de la Sierra de las Navajas, cerámica utilitaria y ritual importada de la gran urbe y contactos con el sur de Puebla.
En menor cantidad, se hallaron elementos que indican interacción con la zona central del Golfo de México; aunque, por otro lado, el análisis macroscópico efectuado a la obsidiana indica que proviene, en orden de importancia, de los yacimientos de Oyameles-Zaragoza, Puebla, Sierra de las Navajas, Hidalgo, Pico de Orizaba, Veracruz, y Otumba, Estado de México.
El montículo no fue un conjunto multifamiliar teotihuacano, sino una gran estructura con cuerpos arquitectónicos de muros y pisos de lajas y cornisas de xalnenes, que posiblemente albergan cámaras funerarias pintadas.
En 2006 el arqueólogo Eduardo Bautista Valdespino planteó el proyecto de excavación en el sitio arqueológico de Xalasco, consistente en la realización de tres pozos de sondeo, para corroborar la cronología del sitio, así como las asociaciones espacio-temporales de los materiales en contexto.
Se localizaron rasgos arquitectónicos que confirman una orientación semejante a la característica traza urbana de la gran urbe, un entierro infantil dentro de una olla, un entierro secundario incompleto directo, asociado a una ofrenda compuesta por cinco vasijas de estilo teotihuacano.
Un maxilar de cánido; áreas de actividad de talla de basalto y se identificó un ritual de dedicación de un fogón-ofrenda para la erección de un montículo.
A pesar de que la zona donde se desarrolló el proyecto está muy deteriorada, por tratarse de terrenos de cultivo con uso frecuente de tractor y arados, se localizaron restos óseos animales de peces, venado, cánidos, tortugas y roedores.
Así como semillas y olotes carbonizados, "evidencias que nos permiten integrar inferencias sobre la dieta de los antiguos habitantes".
Se privilegió una estrategia extensiva de excavación en la cima de un montículo, donde, debido a las labores agrícolas, las laderas del montículo han sido arrasadas, descubriendo evidencias de cuartos que yacen en el núcleo y que probablemente tengan una función funeraria.
Dos sectores principales de excavación pusieron en evidencia uno de estos cuartos interiores, pintado de rojo y la fachada oeste de la cima del montículo, en la que se descubrió la arquitectura típica de este sitio.
"Con gran destreza de trabajo en piedras volcánicas, tanto xalnenes como lajas y tepetate".
El montículo tiene un núcleo con varios muros paralelos de contención de prismas de tepetate y sobre el más externo de éstos se apoya un talud hecho de lajas de basalto muy bien trabajadas, coronadas con grandes bloques de xalnenes que forman una cornisa.
El talud de lajas descansa sobre un piso enlajado exterior.
Esa arquitectura es similar a la hallada en las inmediaciones, debido a las corrientes torrenciales que deslavan las pendientes.
"En varias de estas ocasiones han surgido decoraciones de jaguares y esculturas como las que se pueden observar en el Museo Comunitario de Altzayanca, que probablemente decoraban la fachada".
También ubicaron múltiples fragmentos de estuco sin pintar, y pintados de rojo, amarillo, negro, verde y café, los cuales fueron dispersos por el tractor y la labor agrícola.
"Suponemos que pertenecen a pintura mural de los cuartos, ya que Xalasco fue un asentamiento cuya ubicación geográfica le permitió aprovechar el flujo de materiales provenientes de Teotihuacan hacia el Golfo y sur de Puebla, y viceversa, y donde existió una sociedad estratificada que compartía instituciones especializadas".
Es probable, según lo descubierto, que durante el periodo Clásico mesoamericano la población de Xalasco haya albergado a un grupo de élite, como sacerdotes, guardias, posiblemente artesanos y comerciantes de las caravanas, que tenía filiación o provenía de Teotihuacan, formando parte de la red de interacción en la que la gran urbe participaba.
Los hallazgos enriquecen nuestros conocimientos acerca de la sociedad que habitó el lugar y su entorno ecológico, siendo relevante contemplar en el corto plazo la continuidad de los trabajos, a través de los cuales sea factible recuperar o rescatar parte del patrimonio que aún no ha sido afectado por el uso de suelo actual.
Como antecedentes de esta investigación mencionó el proyecto arqueológico Puebla-Tlaxcala de la Fundación Alemana para la Investigación Científica, dirigido por Ángel García Cook en los años 70, durante el cual fue reconocido por primera vez el sitio de Xalasco, ubicándolo preliminarmente en la fase Tenanyécac -100 a 650 d.C.
Añadió que "en ese momento se sugirió la posibilidad de que formara parte de una serie de asentamientos en el valle tlaxcalteca, que integran una ruta de intercambio desde la cuenca de México a la costa del Golfo, atravesando el estado de Tlaxcala, desde la zona de Calpulalpan hacia el oriente, llegando al Golfo y al sur de Puebla, y de ahí a Oaxaca, ruta conocida como corredor teotihuacano".
Posteriormente, el proyecto de tesis de licenciatura "Interacción cultural en el oriente de Tlaxcala durante el Clásico" constituyó la aproximación específica al asentamiento.
Uno de los objetivos de ese proyecto fue determinar si Xalasco compartía las características de los asentamientos que formaban parte de la red de comunicación e intercambio,
En el periodo Clásico en el área tlaxcalteca, efectuando un recorrido de superficie con recolección de material que abarcara el cien por ciento del sitio, para conocer su extensión y obtener una muestra representativa de los materiales arqueológicos que ahora salen a la luz.