• Apetatitlán
  • Adolfo Tenahua Ramos
El afectado terminó inconsciente, y solo gracias a testigos se evitaron consecuencias fatales.

El municipio de Apetatitlán se hunde en el desgobierno y la indiferencia, y el reciente episodio de violencia en el futbol amateur es solo una muestra más del abandono en que se encuentra la ciudadanía bajo la administración de Azaín Ávalos Marbán.

Durante un partido de la Liga de Futbol 7 en Tlatempan, el árbitro Fernando Pérez fue salvajemente golpeado por jugadores del equipo Lobos, identificados como Rafael N. y Carlos N., tras una simple marcación arbitral.

El afectado terminó inconsciente, y solo gracias a testigos se evitaron consecuencias fatales.

Lo verdaderamente vergonzoso es que, en pleno acto violento, la policía municipal nunca apareció. Brillaron por su ausencia, como ya es costumbre. Mientras tanto, las patrullas siguen siendo vistas paseando sin rumbo o, peor aún, custodiando al alcalde como si fuera una figura de Estado Mayor, mientras el pueblo queda indefenso.

La falta de reacción ante este incidente confirma lo que muchos ciudadanos ya comentan: en Apetatitlán no hay autoridad, hay complicidad e ineptitud.

Azaín Ávalos Marbán ha convertido la seguridad pública en un accesorio de lujo que solo se activa cuando se trata de cuidar su imagen o su comodidad.

Mientras tanto, el deporte, los espacios públicos y la tranquilidad de los habitantes están a la deriva.

Este nuevo episodio de violencia no es un hecho aislado, es el resultado de una administración fallida, ausente y desconectada de la realidad que viven los ciudadanos y quienes exigen que el alcalde se ponga a trabajar.

Tags: