• Quilehtla
  • Crsitian Mastranzo Garrido
Lejos de condenar los hechos, el alcalde justificó la violencia policial, salió en defensa de sus golpeadores y todavía se atrevió a descalificar a la prensa, acusándola de “amarillista” por difundir la realidad que su gobierno intenta ocultar.

El presidente municipal de Santa Cruz Quilehtla, Aureliano Sánchez Sánchez, se quitó la máscara y mostró su verdadero rostro: cínico, prepotente y solapador de abusos.

Hace apenas unos días, un grupo de adolescentes fue brutalmente golpeado por policías municipales después de un altercado menor. En lugar de aplicar protocolos de seguridad, los uniformados reaccionaron con furia, acorralando y atacando a los jóvenes como si fueran delincuentes peligrosos, cuando en realidad eran muchachos en plena adolescencia que no representaban riesgo alguno.

Los policías, abusando de su uniforme, desataron una ola de violencia contra los menores, generando indignación entre vecinos que presenciaron cómo los muchachos fueron tratados con saña y brutalidad.

La agresión dejó marcada a toda una comunidad que exige justicia y castigo a los responsables.

Lo más grave es que, lejos de condenar los hechos, el alcalde justificó la violencia policial, salió en defensa de sus golpeadores y todavía se atrevió a descalificar a la prensa, acusándola de “amarillista” por difundir la realidad que su gobierno intenta ocultar.

Hoy en Quilehtla los jóvenes no están seguros ni de la policía, y los recursos públicos están en manos de funcionarios con cuentas pendientes. Todo con el aval del presidente municipal, que gobierna como un padrino de golpeadores y corruptos.

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