La situación se volvió crítica cuando algunos manifestantes manipularon una pipa de gas y abrieron la válvula, ocasionando una fuga que obligó a desplegar protocolos de seguridad por el riesgo de explosión.
En varias ocasiones, los delincuentes han irrumpido en las instalaciones educativas, robando equipos de cómputo, material didáctico, e incluso muebles.