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  • Pedro Morales
Lejos de la cruzada contra el hambre las familias viven en pobreza extrema.

Las Vigas, Tlaxco.- Esta comunidad, enclavada en lo profundo de la sierra de Tlaxco, padece al igual que otras comunidades serranas, la migración de su fuerza productiva, la causa principal es la falta de empleo.

La cosecha escasea, se basa principalmente en el cultivo de maíz y papa, la madera significa otro ingreso y la crianza de animales de traspatio, los jóvenes tienen que emigrar a los Estados Unidos, porque no hay trabajo.

Este jueves estará en Tlaxcala la titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Robles Berlanga, quien recorrerá diversas comunidades de los municipios de San Pablo del Monte y el Carmen Tequexquitla.

Viene para reactivar las acciones de la Cruzada Nacional Contra el Hambre, luego de que en la entidad concluyó la veda electoral, sin embargo gran parte de las comunidades de Tlaxco no recibirán la primera entrega de los beneficios federales.

En este lugar, convergen los vértices de límites estatales de Tlaxcala, Hidalgo y Puebla, de tal forma que autoridades ejidales de los tres estados tienen que ver en la toma de decisiones.

Incluso hay representación ejidal de las tres entidades en este mismo territorio, sin embargo la desesperación cunde entre las familias al no tener posibilidad alguna para salir adelante y mandar a los hijos a la escuela.

Los pobladores recuerdan que en 1995, se tuvo la visita de los gobernadores, quienes estamparon sus firmas para el recuerdo en un pequeño monumento que prevalece al paso de los años en el centro de la comunidad.

También se recuerda la visita, por primera ocasión de un presidente de la república, el panista Vicente Fox llegó hasta este apartado lugar, para poner en marcha a nivel nacional el plan de Enciclomedia.

La verdad es que en las vigas solo funcionó al principio, luego la comunidad paso de moda y volvió a su ancestral olvido, donde la gente se dedica al cultivo de la papa, el maíz y la explotación maderera.

Las Vigas es una comunidad humilde, hoy vive la más grande de sus crisis sociales, con más de un millar de habitantes de los cuales al menos 60 por ciento vive en pobreza extrema.

 El índice cada vez es mayor, debido al escaso empleo lo que provoca ya problemas de migración.

Los adultos y los jóvenes se van en busca del sueño americano, muchos de ellos dejan  a su familia y no regresan.

José de Jesús González Vargas, nativo de este lugar afirmó que cada vez son más los hogares que sufren la desintegración familiar, debido a que mujeres, hombres y jóvenes deciden abandonar Las Vigas en busca de nuevas y mejores oportunidades.

Sin embargo, muchos casos terminan trágicamente.

“Es lamentable pero en Las Vigas ya contamos con un índice grande de migración de mujeres, de hombres y de jóvenes que salen que desde los 15 años se están yendo a buscar trabajo, incluso en el extranjero”, aseguran ejidatarios.

En las vigas la pobreza extrema es visible, basta ver las casas con piso de tierra, paredes de madera, techo de tejamanil y lámina de cartón que no ayudan mucho para cubrir del frío a las numerosas familias que viven en ellas.

Al llegar al lugar, sin hacer grandes anuncios, los niños se acercan a los extraños esperando que les den un dulce o una moneda, algo que es todo un acontecimiento en un lugar del que las autoridades no se acuerdan.

Claudia Hernández Arcos, una triste y joven madre, señala: “hoy comimos sólo papitas. Qué más quisiéramos que darles algo de carne a nuestros hijos pero no tenemos trabajo”.

La humilde madre de familia explicó que ellos viven del trabajo de su esposo en una blockera en Tlaxco, pero debido al intenso frio, el trabajo se hace muy difícil y la situación económica es muy precaria.

“Mis hijos son Carmen y José Manuel de 6 y 7 años, pero si me piden su leche con azúcar y no me queda más que decirles, ahorita no hay”, tal vez mañana, les prometo.

En las noches el frío arrecia, no queda más remedio que prender el anafre adentro de la casa para calentarse un poco, qué remedio, “a veces nos han regalado ropa, no importa que sea de uso, a nosotros nos sirve mucho, sobre todo los zapatitos, que no les falten a mis hijos”.

Así pasan los días en esta comunidad, a veces las mujeres se dedican a buscar tierra para plantas y venderla, aunque aseguran que sus compradores la quieren casi regalada, pero lo que saquen ya es ganancia.

Lo que llama la atención, es que a mitad del camino, además de la ex hacienda de Mazaquiahuac, existe otro destacamento de la Sedena, los letreros advierten que se trata de una unidad especializada de élite de combate al narcotráfico.

El secreto a voces, es que la verdad los elementos del ejercito mexicano tienen la misión de evitar que no se acerque nadie al lugar enclavado entre los cerros, nadie sabe lo que ahí ocurre.

Hay rumores de que en ese lugar se guarda algo más valioso que el petróleo, incluso por comentarios de los propios soldados, se especula que podría existir en las inmediaciones una mina de uranio.

En tanto, nada rompe la tranquilidad de este lugar, salvo el golpe del hacha, los talamontes se llevan la riqueza del bosque, de los ejidos, nadie los puede parar, es un pueblo aislado que ha sido olvidado de la restauración del tejido social de Tlaxcala.

Manuel Salazar López, abuelo longevo de 87 años, recuerda y narra historias de cuando llegaron por esos parajes los soldados franceses, quienes venían huyendo de la Batalla del 5 de Mayo en Puebla.

Entre sorbos de fresco pulque, recuerda que por las noches sus mayores, quienes se dedicaban a la fabricación de durmientes para el ferrocarril que se instalaba de México a Veracruz, pasando por Tlaxcala, narraban que los franceses llegaron de momento.

Otros más se fueron rumbo a la sierra de Puebla y que por eso hay gente guera, mujeres de ojos verdes y azules muy hermosas, las razas se mezclaron y de esto hay constancia.

Otro recuerdo que tiene muy fresco es que por las noches los abuelos se protegían con grandes fogatas, porque se decía que llegaban los leones hambrientos que dejaron escapar en la sierra los soldados franceses.

Nos daba mucho miedo, los animales se comían a la gente, pero ahora nuestro enemigo invisible es la pobreza y este abandono en que nos tienen sumidos los gobiernos. Por eso ya no creemos en promesas de políticos, ya no los queremos.

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