• Texoloc
  • Pedro Morales
Se reduce la resistencia ante la amenaza de dinamitar tierras

(Serial de investigaciones especiales)

En San Damián Texoloc, municipio conurbado con la capital tlaxcalteca tres valientes ciudadanos defienden con todo su tierra, con el cuerpo han intentado detener la obra del Gasoducto Morelos, incluso personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó que aún quedan tres propietarios por otorgar la autorización.

Los  dueños de la tierra fueron advertidos que se dinamitaría su tierra, para acabar con el problema de una vez por todas, aceptaron el reto y desafiaron a pasar sobre sus personas.

Araceli Hernández, es quien representa a los afectados, dijo “quieren ocupar la tierra para el Gasoducto, pero han encontrado vestigios arqueológicos que incluso han donado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y que la realización de dicho obra sería un riesgo para su patrimonio cultural.

Reconoció que en Tlaxcala son 30 personas las que defienden su tierra, la mayoría ha sido atemorizada y han cedido, solo tres siguen en pie de lucha para impedir la introducción por gran párete del territorio tlaxcalteca de un nuevo gasoducto que cruza por centros poblacionales y que mantiene en zozobra a las familias.

Ejidatarios de por lo menos seis comunidades del  municipio de Ixtacuixtla, advirtieron que no permitirán la  instalación de gasoducto del proyecto Morelos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que pretende cruzar por los predios de esos lugares.

EL PELIGRO ES PARA TODOS

“Es muy peligroso para las familias, dado que hay antecedentes de lo que pudiera ocurrir, como en el caso de San Martín Texmelucan”, explicó Octavio Pozos Landa, especialista de la UNAM e integrante del Consejo Nacional de Afectados Ambientales, que incluye a los afectados de Tlaxcala.

Comentó que ese proyecto, ha ignorado las advertencias de los afectados, principalmente su preocupación por lo que llegara a ocurrir en caso de algún accidente.

Hizo notar que en este momento en Tlaxcala hay gran preocupación por la instalación del gasoducto “Morelos”  que va  a llevar gas hasta Morelos, concretamente a la termoeléctrica de Huesca en aquella entidad.

Y para llevar a cabo ese proyecto, se ha violentado a voluntad no solo de numerosas comunidades, que se oponen a vivir en un riesgo permanente, “porque están espantados por lo que pasó en Texmelucan”.

Pero la situación no ha cambiado, porque ya es noticia de cada día que en Tlaxcala o Puebla se descubran ordeñas de los gasoductos, que fueron precisamente la causa de la espantosa explosión en los límites entre Tlaxcala y San Martín Texmelucan.

El gasoducto para por la zona de riego eruptivo del Popocatépetl, no hay seguridad para los pueblos, no hay respuesta no de las autoridades, ni de las empresas constructoras.

El presidente de comunidad de Ecatepec, Juan Hernández Rodríguez, reveló que el alcalde ya dio la autorización para que inicien los trabajos de excavación, pero no  tomó en cuenta a los presidentes de comunidad ni a la ciudadanía.

“Únicamente  en sesión de cabildo se les notificó sobre el proyecto y la determinación de la autoridad municipal, pero no se tomó opinión de los pobladores, ni siquiera dio información de la obra…”.

Dijo que los habitantes de las seis comunidades donde se pretende que los ductos crucen, no están de  acuerdo con esa disposición unilateral del presidente municipal, además de que por sí sola  la obra es un peligro  para las familias.

Abundó que desde en un cabildo de 10 minutos, el edil de forma apresurada  dio conocimiento de las acciones y sin más detalles dio la autorización y ejecución de la obra  parea la introducción de los ductos.

EL DESPOJO UNE VOLUNTADES

Por su parte el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, Morelos-Puebla-Tlaxcala, destaca que “durante décadas los pueblos del volcán Popocatépetl hemos combatido la codicia y la ambición de los poderosos.

Los campesinos de estas tierras hemos resistido durante generaciones la constante agresión hacia nuestras formas de organización, historia y cultura. Y así, como hace tiempo, hoy nos vemos enfrentados y luchando nuevamente contra los megaproyectos promovidos por el neoliberalismo y su dinero, pero también contra los gobiernos que fomentan sus intereses”.

Uno de ellos es el Proyecto Integral Morelos (PIM), dirigido desde finales de los años 90 por la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Dicho proyecto está conformado por una serie de etapas de construcción que se distribuyen lo largo de los estados de Puebla, Morelos y Tlaxcala. Estas etapas son:

La construcción de dos centrales termoeléctricas de ciclo combinado de 620 mw cada una, las cuales consumirán agua y gas natural para producir energía. Estas pretenden ser ubicadas en la comunidad de Huexca, Morelos, y están concesionadas a la empresa ABENGOA de origen español;

Otra etapa del PIM la conforma la construcción de un gasoducto de aproximados 160 kilómetros de longitud y 30 pulgadas de diámetro que pretende transportar diariamente 9 mil millones de litros de gas natural, para dichas termoeléctricas.

Pasando por las faldas del volcán Popocatépetl y a través de más de 60 comunidades campesinas de los estados de Tlaxcala, Puebla y Morelos, este gasoducto está concesionado a las empresas españolas ELECNOR y ANAGAS y a la empresa italiana BONATTI;

Por último, un acueducto de 20 pulgadas de diámetro que pretende trasladar 50 millones de litros de agua diaria a las termoeléctricas, y que su trazo va del municipio de Ayala a Huexca, Morelos con una longitud de 12 km.

En total la inversión que plantea el gobierno y la industria privada para dichas acciones oscila entre los mil 600 millones de dólares.

RENTA BARATA, COSTOS CAROS

La CFE plantea un contrato de “renta” que va de 25 a 30 años, pagando de 150 a 300 pesos el metro cuadrado. Este contrato comprende el uso de 10 metros de ancho para la instalación del ducto –el largo depende de la extensión que ocupe el gasoducto en el terreno afectado.

Lo que no dice la CFE es que en realidad se trata de un contrato de compraventa que no sólo abarca los 10 metros de ancho, pues la propia normatividad de la paraestatal establece un paso de servidumbre que comprende un total de 15 metros por cada lado.

Además, la reglamentación de “seguridad” impide sembrar y construir a no menos de 30 y 500 metros respectivamente de cada lado del ducto.

La CFE no toma en cuenta a la población y se presenta como una industria de desarrollo y progreso, pero nosotros sabemos que este tipo de progreso y desarrollo es el que desde siempre han prometido y del que solo somos parte al momento de perder la tierra y la seguridad de nuestras familias.

“El desarrollo que plantean es el sinónimo del despojo y la explotación de nuestro trabajo y nuestra gente”, sostuvieron.

 

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