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Ya transcurrieron tres años y es la hora en que no se ha logrado sanear la cuenca del Alto Balsas, integrada por los ríos Zahuapan- Atoyac, que en el sur del Tlaxcala lleva tal carga de contaminantes, que impide la utilización de sus aguas para riego.
El pretexto es que alrededor de un centenar de plantas de tratamiento no operan correctamente, se advirtió que no se construiría más infraestructura, hasta que las plantas de tratamiento funcionaran correctamente, pero eso no ha sido cierto.
Prueba de lo anterior es la construcción de más plantas de tratamiento con inversiones multimillonarias, como en San Pedro Muñoztla, por lo que se aprecia que no hay la mínima intención por atender la problemática ambiental en Tlaxcala.
Por si fuera poco, casi a la salida de Tlaxcala, por el rumbo de Tepetitla, concretamente en la comunidad de la Trinidad Tenenyecac, se arroja a las aguas fuertes cargas de pintura derivada de el lavado de mezclilla en talleres de costura.
Los daños ambientales son incuantificables a la flora y fauna de la región, pero lo más grave es la afectación hacia los tlaxcaltecas, que ya acusan efectos muy graves como cáncer en la piel y leucemia de diversos tipos.
Es por eso que esta catástrofe hídrica ya se observa desde la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, que aglutina movimientos que resisten la devastación ambiental en el país y de la cual el Centro Fray Julián Garcés forma parte.
Integrantes del Consejo de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, indicaron que se han recopilado durante años, distintos casos sobre la persistencia de la contaminación de acuíferos.
Al mismo tiempo se estudia la indisponibilidad del agua, y ante la apatía el caso ya fue llevado mediante una denuncia a la sesión del Tribunal Latinoamericano del Agua en Buenos Aires Argentina.
Una de las catástrofes es la contaminación de la cuenca del rio Zahuapan-Atoyac, junto con los casos de contaminación del Salto Jalisco, proyectos mineros, proyectos carreteros, urbanización salvaje, construcción de basureros o de granjas industriales.
Estos problemas han generado por un lado la destrucción de los cuerpos de agua superficiales, la sobreexplotación de mantos acuíferos subterráneos y gravísimas afectaciones a la salud debido a la contaminación del agua o su escasez.
En el año 2002, la población de la comunidad de Villa Alta, municipio de Tepetitla de Lardizábal en el estado de Tlaxcala, presentó una denuncia pública por el aumento de daños a la salud
Principalmente leucemia linfoblástica, anemia hemolítica y púrpura trombocitopénica, sin obtener respuesta por parte de las autoridades.
La contaminación del río Zahuapan-Atoyac se presenta por sustancias que exceden los parámetros que se encuentran contemplados en las normas oficiales mexicanas sobre demanda bioquímica de oxígeno.
Además de sólidos sedimentables totales, sólidos suspendidos, grasas, aceites y coliformes fecales.
Estos parámetros se encuentran principalmente relacionados con las descargas de aguas residuales domésticas, con excepción de la demanda bioquímica de oxígeno que en su valor máximo se encontró 540 por ciento mayor en el Corredor Industrial Quetzalcóatl.
En su conjunto los valores encontrados en estos parámetros hacen imposible la presencia de vida en ambos ríos, Zahuapan-Atoyac y Xochiac.
Sin embargo, en 1974 fueron descubiertas estas sustancias y estudios toxicológicos previos han determinado que pueden tener efectos nocivos potenciales en la salud humana.
El cloroformo y otros trihalometanos muestran que son cancerígenos en animales de laboratorio y que el clorodibromometano tiene efectos adversos en el sistema reproductivo y en el desarrollo.
Se identificaron que los trihalometanos afectaban en roedores de laboratorio el hígado, los riñones y los intestinos.
En la región se conoce la presencia de daños genotóxicos, que fueron analizados por Regina Montero Montoya del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En los resultados de las muestras de sangre mostraron que 71 por ciento de las personas que fueron analizadas, presentaban alteraciones por arriba de los parámetros normales.
Particularmente, se comprobó la presencia de componentes que no se encuentran normalmente en la sangre en 20 por ciento de los casos, como los normoblastos, cuya manifestación en el cuerpo es atribuible a la exposición a sustancias tóxicas.
Los normoblastos en la sangre revelan la pérdida de glóbulos rojos, ya sea por hemorragias intensas o repetidas, lo cual puede ser causado por la exposición a sustancias como el benceno y agroquímicos que podrían provocar este efecto.
Otro hallazgo de este estudio fue la presencia de micro núcleos en promedio cinco veces más altos que en grupos de control analizados de la ciudad de México, esto sin importar las condiciones laborales y de edad.
Estudios epidemiológicos, observan que un aumento de ellos hace necesaria la adopción de medidas preventivas en el trabajo o la comunidad, ya que un aumento en su frecuencia es predicativo de mayor riesgo de contraer cáncer.
La última de las alteraciones encontradas en los análisis de sangre, fue un daño complejo que incluye la ruptura de cromosomas con la presencia de re-arreglos celulares.
Esta alteración se ha observado en células que han sido tratadas con peróxido de hidrógeno.
Sin embargo, este estudio es el primer reporte de Regina Montero en vivo, con muestras de sangre periférica en individuos aparentemente sanos.
A la par de este estudio se realizó un registro de 46 casos de personas en la región con enfermedades de leucemia, anemia y púrpura trombocitópenica.
Una vez obtenida esta información por medio del espacio DESC de la Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia se hizo la invitación para presentar la denuncia ante el Tribunal Latinoamericano del Agua.
El Centro “Fray Julián Garcés” Derechos Humanos y Desarrollo Local A. C, en colaboración con la “Coordinadora Por un Atoyac con Vida” y el “Centro Atoyac Zahuapan y Calidad de Vida S. C.” ratificaron la denuncia.
En la denuncia se hacía referencia a un problema a través de cuatro manifestaciones diferentes:
Presencia de parámetros que exceden la normatividad oficial mexicana NOM-001-ECOL-1996 en los ríos Atoyac y Xochiac, estableciendo que la presencia de estas, tiene un origen tanto en las aguas residuales industriales como municipales.
Destaca la descarga del corredor industrial Quetzalcóatl, rebasa en cinco veces los límites máximos establecidos por la norma en DBO.
Presencia de parámetros que no se encuentran contemplados por la norma NOM-001-ECOL-1996 en descargas de aguas residuales industriales, municipales y en los ríos Zahuapan-Atoyac y Xochiac.
Principalmente Compuestos Orgánicos Volátiles, pero que si se encuentran considerados en la NOM-052 de residuos peligrosos y que requieren de un tratamiento especial.
Presencia de subproductos de la cloración del agua en tomas domiciliarias.
Daños genótoxicos principalmente en las comunidades cercanas al Corredor Industrial Quetzalcóatl y las márgenes del río Zahuapan-Atoyac, con un nivel de daño similar sin importar ocupación laboral o edad.
Posterior al dictamen emitido por el Tribunal Latinoamericano del Agua, en marzo de 2006 los gobiernos de los estados de Puebla y Tlaxcala desestimaron los resultados obtenidos y plantearon la realización de sus propios estudios y propuesta de saneamiento.
En el estado de Tlaxcala, el Congreso modificó el Artículo 325, del Código Penal que determina sanciones penales a quién genere daños a la salud, por la contaminación ambiental.
Pero no determina la carga de prueba a las personas afectadas, además de no generar mecanismos de reparación de daños.
El Ejecutivo Estatal firmó un Convenio de colaboración, el 8 de septiembre de 2006 mediante el cual la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) del IPN.
Especialistas realizaron estudios técnicos, análisis de laboratorio y de reingeniería a 28 plantas de tratamiento de agua residual.
En el estado de Puebla, el 6 de Septiembre de 2006 se firmó el “Convenio de Cooperación entre el Gobierno del estado de Puebla y la Agencia para el Comercio y Desarrollo de los Estados Unidos”.
Se manejó un monto de 797 mil dólares, destinados a la elaboración del “Estudio de Factibilidad del Proyecto de Valsequillo”.
Sin embargo, y de manera paralela, ambos gobiernos anunciaron el Proyecto de Rescate de los ríos Zahuapan, Atoyac, Alseseca y la Presa de Valsequillo, en donde determinan sólo el tratamiento de aguas de las comunidades.
Incluyen la construcción de 874 kilómetros de redes de agua potable, mil 436 kilómetros de redes de alcantarillado, 407 kilómetros de colectores, 144 plantas de tratamiento nuevas y la rehabilitación de 31 plantas ya existentes.
Este proyecto consideró que los trabajos iniciarían en el año 2008 y concluirían hasta el 2012, y tendría destinada una inversión por tres mil 540 millones de pesos.
Recursos que serían etiquetados en el Presupuesto de Egresos Federal y con recursos del Fondo de Inversión en Infraestructura.
Este megaproyecto establece que las diez mil 481 hectáreas serían pagadas a 16 pesos el metro cuadrado, lo que implicaría una inversión de mil 676 millones, pero por su venta se obtendrían ganancias hasta por 15 mil 700 millones.
La realización de políticas de saneamiento ambiental deben de tener como referentes esenciales tres derechos que se complementan entre sí: el derecho a la salud, a vivir en un ambiente sano y al agua.
Ello implica que los programas de saneamiento no deberán estar basados exclusivamente en condiciones volumétricas y/o tecnológicas, sino que deben considerarse otros elementos de igual importancia, como son la disponibilidad de agua en cantidad y calidad suficiente.
Garantizar el acceso de estos derechos en las zonas rurales así como generar mecanismos de protección ante terceros, en este caso industrias y menoscaben el derecho a la salud y a los demás derechos implicados.
Llama la atención los resolutivos del Tribunal latinoamericano del Agua, tras conocer de la denuncia de las graves afectaciones a la población de Tlaxcala y Puebla.
Recomendó reconocer la responsabilidad de todas las industrias asentadas en el parque industrial “Quetzacoatl” en la cuenca del río Atoyac, que descargan sus aguas servidas del proceso industrial, por la contaminación del río.
Reconocer la omisión y la negligencia de las instituciones gubernamentales locales, estatales y federales al no efectuar los controles debidos a los vertimientos de estas industrias, violando así la legislación mexicana.
Exigir al grupo de empresas industriales que están contaminando las aguas del río Zahuapan-Atoyac, que se comprometan, conjuntamente con la autoridad ambiental y las organizaciones civil, en el diseño y puesta en marcha de un plan de rehabilitación de la cuenca.
Exhorta a todas las autoridades locales, estatales y federales a tratar al caso de la contaminación de la cuenca del Alto Balsas, con la importancia y seriedad de un grave desastre ambiental y social.