El 70 por ciento de los jóvenes analizados presentan signos de daño renal. Aunque ya fueron canalizados al sector salud, no existen acciones claras para frenar esta crisis que afecta cada vez más a adolescentes.
Un hospital público que se financia con dinero de los contribuyentes y que, en lugar de cumplir su deber, le da la espalda a la gente para celebrar entre risas y aplausos mientras los enfermos esperan afuera.