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  • Pedro Morales
Asentamientos irregulares se ubican a orillas de barrancas

San Luis Teolocholco, Tlax.- En Tlaxcala aumenta el peligro para más de dos mil familias, que han decidido construir sus viviendas en zonas de alto riesgo, principalmente en los bordes de las barrancas.

Esto ocurre sin que autoridad municipal o estatal alguna regule los asentamientos humanos irregulares.

Lo mismo se les puede ubicar en la región de la Malintzi, como en zonas semi- urbanas como en San Luis Teolocholco, Santa Ana Chiautempan.

Pero también en zonas urbanas como es el caso de la capital del estado, donde es evidente que las construcciones le han ganado terreno a las barrancas.

La barranca de Xico, en la ciudad de Tlaxcala es una clara muestra de lo que no debe hacerse y de un desaseo en materia de crecimiento urbano, las casas se encuentran al borde del abismo.

Solo es cuestión de tiempo y que la naturaleza y el agua actúen, para constatar que no se puede atentar o tratar de dominar a la naturaleza.

Sin embargo ya sea por ambición o por necesidad, lo cierto es que al menos dos mil familias se encuentran en grave peligro de sufrir por un derrumbe o un deslave.

La gente no mide el peligro en Contla de Juan Cuamatzi.

Por ejemplo en Contla de Juan Cuamatzi, hay por los menos 20 viviendas edificadas en las barrancas, por lo cual se encuentran en zonas de riesgo.

En el municipio existe una ventaja y desventaja con las barrancas que se tienen; la ventaja es que se cuenta con la facilidad de drenar todas las aguas pluviales que van directamente a las barrancas.

La desventaja es que se necesitan puentes, para cruzar de una comunidad a otra.

Un problema grave es que dentro de las barrancas existen viviendas edificadas desde hace algunos años.

Protección Civil debería tomar cartas en el asunto  para que esta situación se pare y ya no se permita la construcción de más viviendas.

Mucho menos se plantea su reubicación, porque pese a que ya no sean lo mismos tiempos, cuando se presentaban grandes bajadas de agua, existe un alto riesgo en esta zona.

Son alrededor de 20 viviendas las que están en plena barranca en todo el municipio, ya que algunas están ubicadas en la sección tercera, sexta, séptima y novena.

Algunas entre la comunidad de la sección cuarta, están asentadas en los márgenes de las barrancas.

Ni qué decir en Santa Ana Chiautempan, donde autoridades municipales han solapado el regreso paulatino de alrededor de cincuenta familias que viven en la margen derecha de la barranca de Briones que baja de la Malintzi.

Durante el sexenio pasado, se edificaron más de cuarenta viviendas, se creó una unidad habitacional para reubicar a las familias en riesgo, pero hubo quien ni regalada quiso la vivienda.

Ahora y ante la falta de vigilancia, de nueva cuenta las familias han regresado a las casas de cartón, ya que nunca fueron destruidas, por el contrario en un tiempo fueron guaridas de malvivientes.

Los hijos o familias de los beneficiados con las viviendas, pasaron a probar suerte, para ver si otra vez el gobierno les regala más casas, en tanto esto no ocurre, de nueva cuenta habitan las chozas, sin medir el peligro.

Esta situación se repite en lugares recónditos de las barrancas que bajan en al menos 23 municipios que son los de influencia de la montaña, por lo tanto hay casas en los bordes de las barrancas y en lugares inimaginables.

El pueblo de San Isidro Buensuceso suma el abandono oficial en que ha estado aletargado durante sexenios, al grado de que su gente es muy diferente a la que habita en el territorio estatal.

Se han conservado al amparo del náhuatl y de sus tradiciones, cerca de Puebla y olvidados por el gobierno marianista.

No hay trabajo, las únicas oportunidades de empleo son tres, una de la vender tortillas de comal en la vecina ciudad de Puebla, es común que las mujeres transporten sobre sus hombros enormes canastos.

Se trasladan a bordo de esos infames autobuses, por la mañana, muy temprano y en las primeras corridas, el interior de los autobuses se impregna de tortillas recién elaboradas.

Así trabajan las mujeres, que son la principal fuerza económica que impulsa a las familias.

Sin embargo su indumentaria, rebozo, zapatos de hule y falda rabona, que es la roda que visten y calzan desde hace años, las distinguen de las demás vendedoras de tortillas en la Angelópolis.

La otra alternativa es la de emplearse como domésticas, y ahí van las jovencitas rumbo a Puebla o al D.F, para servir en las casas de los ricos.

Su destino es incierto, pueden ser abusadas por los patrones, ser madres solteras o en el peor de los casos caer en manos de los lenones.

Para los hombres la situación no es muy halagadora.

Deben soportar desde niños el trabajo rudo del campo, acarrear leña de la montaña, ayudar a sus padres en todo y ya cuando tienen edad y estatura, la única opción es emplearse como albañiles.

Y si a esto se le suma la falta de oportunidades de empleo en su pueblo, tenemos que la población se reproduce a ritmos vertiginosos, la ayuda no llega o se politiza, la educación es precaria.

Los padres les quitan el dinero a los niños para emborracharse, llama la atención que en San Miguel Canoa y San Isidro Buensuceso se tienen los puntos más elevados de consumo de cerveza, según los repartidores de ese producto.

Tal vez por estas razones la gente  construye sus chozas en los bordes de la barranca Apacual, la culpa es de los síndicos del ayuntamiento.

Ellos son quienes daban todas las facilidades, para que la gente por necedad o necesidad se decidan por construir con materiales económicos.

Pero lo hacen en zona de muy alto riesgo, ya que no toman en cuenta que el agua baja con mucha violencia de lo alto de la montaña y que su vida se encuentra en grave peligro.

La verdad es que la mayoría de los dueños de las márgenes de las barrancas son de San Miguel Canoa.

A los tlaxcaltecas de Buensuceso les llaman “Los Desarraigados”, hay algunos que han logrado comprar terrenos y construir con cemento y bloque.

La situación de riesgo la viven al menos doscientas familias en esta región, también viven a la orilla de la barranca Xalpatlaco, donde la gente en su falta de conciencia, ya ha construido incluso en el interior de la barranca.

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