Muchos consideran que estos cobros excesivos afectarán aún más su capacidad de generar ingresos durante la temporada, que es clave para sus finanzas anuales.
La estrategia del alcalde Javier Rivera ha resultado un fracaso, como torpe también ha sido su administración, ya que desde el primer día que tomó protesta, Apizaco no tiene ni pies ni cabeza.