En cada visita, no perdió la oportunidad para darle ánimos a las y los jefes de familias, quienes son el pilar de la sociedad que conforma esta región sureña.
Lejos de condenar los hechos, el alcalde justificó la violencia policial, salió en defensa de sus golpeadores y todavía se atrevió a descalificar a la prensa, acusándola de “amarillista” por difundir la realidad que su gobierno intenta ocultar.